tag:blogger.com,1999:blog-39523975764963764592024-02-19T17:32:58.805+01:00Telesubjetivo¿Qué estás haciendo con tu vida?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-88555491521369545172012-08-13T14:58:00.001+02:002012-08-13T15:03:13.237+02:00Miradas del pasadoNo deja de maravillarme que una de mis series preferidas de los últimos años sea española, con los claros problemas creativos y de producción que ha tenido la ficción televisiva en nuestro país las últimas décadas. Es más, es una serie producida por Telecinco, que, por decirlo de alguna manera, me interesa tanto como esos canales de tarot que nuestra querida TDT ha permitido que se multipliquen y expandan.<br />
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Sin entrar en los debates/callejones sin salida sobre la telebasura o la calidad de la ficción nacional, voy a centrarme en lo fascinante que me parece que los de Vasile "donaran" 8 millones de euros (no tanto, realmente, al ser una coproducción con compañías argentinas) a esa causa que fue <i>Vientos de agua</i>. Un producto de calidad, técnica y artística, estrenado en 2005 que no duró en las pantallas españolas más de 5 semanas, pasando del prime time a las madrugadas de los viernes. La miniserie de 13 capítulos, grabada en digital y panorámico, pensada cinematográficamente y (quizá lo que causó su fracaso comercial en nuestro país) "argentinamente", no resultó un producto rentable. A la persona que decidió producirla solo le pudieron ocurrir dos cosas: o fue despedida o perdió el último cacho de alma, entregándose definitivamente al demonio de la telerrealidad más zafia y violenta que (no) se puede emitir en horario infantil. Perdieron dinero, pero solo por intentarlo, se redimieron un poco por todo lo que han producido antes y después. No es suficiente.</div>
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<i>Vientos de agua</i> tiene muchas cosas; no solo es un gran retrato de la historia occidental del siglo XX con personajes dolorosamente reales, interpretados por actores en estado de gracia (solo algunos de ellos, como Marta Etura, resultan un poco forzados y excesivamente teatrales, algo muy corriente en nuestros actores de televisión), ni una historia de inmigración que supera los tópicos de estos relatos para mostrar, simple y llanamente, cómo el irte a buscar un futuro a otro país puede cambiar tu vida.<br />
De vidas, de la vida, habla la serie de Juan José Campanella y, porque lo hace muy bien, sigo atreviéndome a ponerla a la altura de grandes como <i>Six Feet Under</i>. El director argentino imbuyó la serie de sus propios temas y obsesiones ya presentes en otras obras. Las vueltas, encuentros, desencuentros y reencuentros de <i>El mismo amor, la misma lluvia</i>; la importancia de la memoria y la posibilidad de enmendar los errores de un anciano en <i>El hijo de la novia</i>, y una determinada visión de nuestra existencia que también está presente en <i>El secreto de sus ojos</i>.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiygpOFfHuo9uGaL66U_EFgoDD0MqfIL-Ugsw3d4nHR3ST1LdnWU_4VOKDdZ6rYdnvEesqjNdVBoPhPz5JCWsW01bG6n_zXLmef9nUJ3T7ItoG3Ptst6ZKjzBNZSBgE8tdRt5SC-epNf-qM/s1600/vientosdeagua.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiygpOFfHuo9uGaL66U_EFgoDD0MqfIL-Ugsw3d4nHR3ST1LdnWU_4VOKDdZ6rYdnvEesqjNdVBoPhPz5JCWsW01bG6n_zXLmef9nUJ3T7ItoG3Ptst6ZKjzBNZSBgE8tdRt5SC-epNf-qM/s640/vientosdeagua.png" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Andrés descubre en una fotografía lo que no era capaz de ver 50 años atrás.</td></tr>
</tbody></table>
La memoria, tema y recurso central en el último largometraje de Campanella, es imprescindible en esta historia de dos caras. El personaje de Héctor Alterio comienza en cierto momento a obsesionarse por su pasado, por esa vida de retales, ese puzzle que nunca encaja. Delirios de un viejo; conversa con su hermana Felisa, la joven Bárbara Goenaga, fantasma que le reafirma sus sospechas: siempre fue un hombre egoísta y ciego. <i>Fresas salvajes</i> a la argentina (antes de <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt1285144/" target="_blank">La ventana</a></i>).<br />
La obsesión del Andrés Olaya de Alterio por revisitar su vida olvidada, por cambiar, enmendar y remendar lo lleva a descubrir el lenguaje de los objetos. Un vestido viejo rasgado, un piano que lleva muchos años sin ser usado y el más elocuente de todos: una fotografía. En uno de esos álbumes que nosotros ya no tendremos, maravillas de la era digital, que ha multiplicado la captación de imágenes instantáneas, pero también las ha despojado de su valor: el de la huella. Una foto vieja le descubre a Andrés lo que no fue capaz de ver cuando lo tenía delante.<br />
"La distancia ayuda", le dice el fantasma de su hermana, una mujer educada por los maquis españoles que, cuando pierde toda causa por la que luchar, se abandona a <a href="http://youtu.be/yroJfXqxP7Q" target="_blank">un amor imposible y trágico</a>, secreto, mientras hace de tía, niñera, consejera. Eterna secundaria, feliz porque tiene todo lo que necesita cuando se encierra en su cuarto, sube el volumen de la radio y observa, también, la foto de su amado Vidal.<br />
La cámara de Campanella capta la imagen captada para hablarnos del amor, de los sacrificios y de los sueños nunca cumplidos, como también ocurre en <i>El secreto de sus ojos</i>. El amor que Benjamín Esposito descubre en otra vieja fotografía es en esta ocasión mucho más oscuro, insano y terrorífico. El de un pobre diablo que, al no poder poseer a la mujer que ama, la mata.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJcwqpehcPl6lezIr8aGukcxAvDmjlTqS_6D2raDwR-uBkxBVDQLAOi7ysvsTdtUlwl_qGCi9q572i_M_trEcm8wF_xUzxq4CxCvRapn9z8Crss_-DTKfi8OzloHJIMlDp3L8KgdZjnizj/s1600/elsecretodesusojos.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJcwqpehcPl6lezIr8aGukcxAvDmjlTqS_6D2raDwR-uBkxBVDQLAOi7ysvsTdtUlwl_qGCi9q572i_M_trEcm8wF_xUzxq4CxCvRapn9z8Crss_-DTKfi8OzloHJIMlDp3L8KgdZjnizj/s640/elsecretodesusojos.png" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Benjamín resuelve un asesinato gracias a una fotografía del pasado.</td></tr>
</tbody></table>
El momento inmortalizado, en ambos casos, es la clave para resolver misterios, fosilizando una mirada. La del amante en secreto, la de la obsesión, lo agridulce y el delirio. Felisa no mata a Vidal, aunque este sí acaba, como dice Andrés, muriendo de amor. Por el contrario, Liliana Coloto, es brutalmente violada y asesinada por un ser débil y mezquino.<br />
Siguen sin embargo encontrándose, <i>Vientos de agua</i> y <i>El secreto de sus ojos</i>, en esa búsqueda de la memoria como solución, rescate, y en la importancia del pasado como punto clave para entender a las personas en las que nos hemos convertido. Nuestros amores, desamores, amistades, <a href="http://youtu.be/aBRJpx-6xM4" target="_blank">pasiones</a>, errores, nuestras diferentes vidas ("¿cuántas vidas has vivido?", le pregunta Andrés a su hijo en una videoconferencia intercontinental), todo ello nos ha hecho como personas presentes, y de eso trata esta serie al fin y al cabo. En <i>Vientos de agua</i>, no se trata de mirar al pasado simplemente, sino de conversar con él, y de que te devuelva su mirada, llena de dolor pero también de alegrías. Eso es la vida.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-90134363730087875892012-06-24T16:15:00.000+02:002012-06-24T16:15:11.942+02:00La tragedia del autor<span style="background-color: white;">La carrera de Francis Ford Coppola es digna de estudio. Después de una década de los 60 dirigiendo y codirigiendo en su mayoría películas de ciencia ficción o terror de serie B, en 1972 se puso a los mandos de <i>The Godfather</i> (<i>El padrino</i>), uno de los filmes mejor valorados de la Historia del Cine tanto por críticos como por la opinión general. Y después repitió jugada con su secuela, <i>The Godfather: Part II</i> (<i>El padrino: Parte II</i>, 1974), que incluso mejoraba a su predecesora, y con <i>Apocalypse Now</i> (1979), legendario testimonio sobre Vietnam. Durante las siguientes tres décadas, las películas de Coppola se han caracterizado por su irregularidad. Desde clásicos como <i>Dracula</i> (<i>Drácula de Bram Stoker</i>, 1992) hasta películas inclasificables como la que nos ocupa.</span><br />
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<b><span style="font-size: large;">Una tragedia real</span></b><br />
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<a href="http://smhttp.14409.nexcesscdn.net/806D5E/wordpress-live/images/Twixt-Coppola-Fanning_510-e1311088541341.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="226" src="http://smhttp.14409.nexcesscdn.net/806D5E/wordpress-live/images/Twixt-Coppola-Fanning_510-e1311088541341.jpg" width="400" /></a></div>
<i>Twixt</i> (2011) se encuentra entre esos casos en los que es imprescindible entender qué líneas han llevado al autor a hacer el filme. Por ejemplo, esta película nace tras declarar Coppola que todas sus producciones debían cumplir tres requisitos. El primero de ellos es la financiación propia, lo cual influye de manera negativa en este filme, con un uso del digital y la postproducción muy lejanos de lo que circula por las salas comerciales. Es obvio que el director no persigue, en todo caso, circular por las salas comerciales, y <i>Twixt</i>, cuyo ínfimo coste se estima en los 7 millones de dólares, ha quedado relegada a una distribución marginal y proyección en festivales.<br />
El segundo requisito y el tercero van de la mano, pues Coppola se exige dirigir solo películas cuyo guión esté firmado por él mismo, basado en una historia original propia y, además, inspirado por una vivencia personal. Se dice que <i>Twixt</i> surgió de la mente del director tras un sueño resacoso, y en cuanto a la carga íntima del guión, es innegable y, quizá, lo más interesante de toda la producción.<br />
La premisa del filme es la siguiente: un escritor de novelas de terror llega a un pueblo perdido de EEUU y encuentra la historia que lo sacará de su bloqueo creativo y su consiguiente recesión económica. Pero la historia pronto revelará el dolor de su propia tragedia personal, la muerte de su hija en un accidente marítimo. A su vez, el propio Coppola perdió a su hijo Gian-Carlo en 1986, y sorprende ver en <i>Twixt</i> cómo el director reproduce en una escena climática del filme la muerte de la hija de su protagonista con todo detalle, y cómo coincide con la forma en que murió su propio hijo. Es de suponer que el director vertió en el guión, y en concreto en este momento, algo dolorosamente personal. Pone ante la cámara un recuerdo propio y de su familia, lo filma y lo compone digitalmente. Tal ejercicio de vaciado personal merece todo el respeto del espectador.<br />
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<b><span style="font-size: large;">La tragedia del relato</span></b><br />
Es una pena que el filme en sí mismo no esté a la altura, no solo de un acto tan valioso como la aceptación de la pérdida mediante la propia filmación (pocos autores cinematográficos pueden presumir de hacer un trabajo tan desnudo y honesto como una performance teatral), sino de sus trabajos más comerciales y valorados del pasado. O quizá es que no hay que medirlos con la misma vara.<br />
El presupuesto mínimo es, como decíamos, un gran handicap. La textura del digital más barato es para algunos objeto de estudio; para el resto sigue siendo simplemente una opción menos cara. La fotografía de Mihai Malaimare Jr. le da a la noche un tono azulado muy poco sutil y a los sueños un manido recurso de combinación de blanco y negro y saturación de los rojos. En definitiva, técnicamente el filme resulta tan limitado como cabía esperar de una producción así, aunque sorprende viniendo del director de <i>Apocalypse Now</i>.<br />
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<a href="http://filmbalaya.files.wordpress.com/2012/04/twixt_03.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="267" src="http://filmbalaya.files.wordpress.com/2012/04/twixt_03.jpg" width="400" /></a></div>
Pero los mayores fallos están en todos los demás aspectos. Una puesta en escena olvidable, una postproducción muy poco elegante, interpretaciones que no rozan, se bañan en lo risible (con un Val Kilmer paródico al frente) y un guión insulso, por más elementos que consigue mezclar en su hora y pico.<br />
El problema del guión era también previsible, una vez se analizan todos sus componentes: el relato empieza como cualquiera de un Stephen King en horas bajas, continúa homenajeando el terror, más televisivo que de serie B, con sus fallos de ritmo, repetición, falta de complejidad y originalidad alguna, y sigue queriendo citar a autores como Edgar Allan Poe, que guía al protagonista en sus sueños, e incluso Baudelaire.<br />
En cuanto a las primeras referencias citadas, Coppola sí tiene el mérito de imprimir un marciano sentido del humor a la película. El nulo proceso creativo del escritor (que casa y a la vez contrasta el de Charlie Kaufman en <i>Adaptation.</i>, Spike Jonze, 2002, y su destrucción en <i>Deathtrap</i>, Sydney Lumet, 1982) da una de las secuencias más divertidas del filme, cuando el personaje de Val Kilmer se enfrenta a la hoja en blanco y no puede evitar sus viejos clichés (el lago neblinoso, irónicamente también presente en la historia de la película), para acabar borracho e inconsciente.<br />
Pero a la hora de imprimir seriedad al relato, Coppola fracasa estrepitosamente. Quizá su dolor es demasiado íntimo y personal como para tratarlo seriamente ante su público, y no solo la comedia le sirve para distanciarse, sino que también los fallidos intentos de homenajear a toda una tradición romántica le sirven al autor para no terminar nunca de despojar a su sentimiento de toda carga superflua.<br />
A esto nos referíamos: Coppola filma la muerte de su hijo representada en la de Vicky Baltimore, pero también la compone muy toscamente en el proceso posterior y mezcla su imagen con el dolor de un protagonista al que el espectador no logra tomarse en serio, y también con el dolor del otro alter ego, una versión pálida e impersonal de Poe.<br />
No se puede obviar, de todos modos, el esfuerzo realizado. El director lo declara: todos sus personajes acabarán siendo Gian-Carlo al igual que todos los libros de Hall Baltimore tratarán sobre Vicky y los poemas y relatos del escritor romántico estaban inspirados en Virginia. No hay nada más poético que la muerte de algo tan bello, y el autor, por respeto o por dolor, nunca conseguirá desprenderse de ello.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-33842310786790477192012-06-20T21:06:00.002+02:002012-06-20T21:06:40.390+02:00La culpa escondidaEn <i>Entre les murs</i> hay un momento en que los chicos dicen que ellos no usarán jamás el pretérito perfecto de subjuntivo, que eso es lenguaje de blancos snobs. Michael Haneke contestó tres años antes, sin saberlo, a estos adolescentes pobres y marginales contando en <i>Caché</i> (<i>Caché (Escondido)</i>, 2005) una historia sobre estos franceses superiores, mejor tratados por la vida. La tragedia que no protagonizan los alumnos de François Bégaudeau es mostrada por el alemán, pero esta vez no hay unos dioses responsables: no es el choque de culturas, ni la tormentosa adolescencia quienes llevan el peso de la culpa, sino una persona.<div>
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<span style="font-size: large;"><b>El <i>whodunit</i> de Haneke</b></span></div>
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<a href="http://www.enclavedecine.com/wp-content/uploads/2011/09/Cach%C3%A9.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="223" src="http://www.enclavedecine.com/wp-content/uploads/2011/09/Cach%C3%A9.jpg" width="400" /></a></div>
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<i>Caché</i> llega en forma de thriller, contando la historia de una familia aterrorizada por la amenaza<span style="background-color: white;"> de un desconocido que los graba en la puerta de su casa y otros sitios íntimos. Falsas esperanzas para los espectadores acostumbrados a los misterios tradicionales narrados por otros como Fincher. Primero, porque la intención del autor europeo no es, al menos principalmente, la de hacer un relato de misterio que enganche y sorprenda, y además porque el ritmo del montaje de sus producciones podría ser de un planeta muy lejano a Hollywood. Largos planos fijos (aquí más justificados que nunca), diálogos innecesarios y costumbristas, ausencia de todo tipo de música. Incluso la supuesta gran revelación final, que podría no serlo perfectamente, se muestra escondida en un gran plano general, sin artificios, sin subrayados, sin flashbacks de apoyo.</span></div>
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<span style="background-color: white;">A Haneke no le interesan las respuestas, o no al menos las de las preguntas más superficiales (¿quién graba, quién manda los vídeos, por qué?), sino plasmar cuál es el verdadero terror del protagonista, capaz de mentir, amenazar, patalear con tal de no perder lo que la vida le ha dado. En Daniel Auteuil recae la fuerza de gran parte del relato, y su Georges Laurent es la perfecta muestra del egoísmo de los que tienen suerte. En más de una ocasión grita a la cámara que no se siente responsable por las acciones que cometió de niño, y nunca sabremos si esto es cierto, o Georges necesita convencerse de ello.</span></div>
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El autor se atreve a tomar una posición con respecto a su relato, zanjando él mismo su debate y siendo juez y verdugo (aunque el ejecutado no sea esta vez el mismo que el culpable). En el universo de Haneke, el hombre siempre será una bestia, cuya culpa no es castigo suficiente. No hay redención ante las injusticias del ser humano, ni perdón para los que viven por encima de los demás, consciente o inconscientemente.</div>
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<span style="font-size: large;"><b>La cámara indiscreta</b></span></div>
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<a href="http://www.nosoydirectordecine.com/blog/wp-content/uploads/2010/01/cache3.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="223" src="http://www.nosoydirectordecine.com/blog/wp-content/uploads/2010/01/cache3.png" width="400" /></a></div>
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El terror de los Laurent es comprensible, es el sentimiento de amenaza ante el voyeurismo. Un acto tan pasivo como observar puede ser el tormento del observado, consciente de que carece de control sobre una presencia, la otredad, que, de alguna manera, convive con él, y de la que no conoce ni origen ni pretensiones. Aquí Georges y la también víctima Anne de Juliette Binoche encuentran sus respuestas, como también lo hizo Nicole Kidman en <i>The Others</i> (<i>Los otros</i>, 2001, Alejandro Amenábar) o Lars Thorwald en <i>Rear Window</i> (<i>La ventana indiscreta</i>, 1954, Alfred Hitchcock). Y la reacción en los tres casos es de autodefensa y violencia (incluso en la historia de Amenábar, que apellidó a la familia de la película Stewart, como el James protagonista de <i>Rear Window</i>, sembrando pistas sobre el giro de guión que convertiría a los observados en observadores).</div>
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En fin, lo que hace Haneke aquí es convertir al enunciador en voyeur, y su herramienta, la cámara, es el punto de partida del terror que viven sus personajes. Así, relaciona la culpa de Georges con su propia responsabilidad. Entonces juez, verdugo y culpable de los hechos que acontecen en el devenir de unos personajes que él mismo aterroriza y castiga. Lo que ocurre en <i>Caché</i> es lo que ocurriría en cualquier historia en la que los personajes se saben grabados; no son aquí los rebelados del lápiz de Unamuno sino los aterrorizados por la imagen-espejo y por el otro lado que solo Alicia conoce. Por eso Haneke se centra en otras preguntas, y en la culpabilidad de su personaje, pues la suya propia es mucho más profunda y dolorosa.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-9255932046531440902012-06-20T13:07:00.002+02:002012-06-20T13:10:48.326+02:00Francia entre cuatro paredes<i>Entre les murs</i> (<i>La clase</i>, 2008) es el cuarto largometraje de Laurent Cantet, director francés ducho en el cine social, que tras varias películas mezclando el drama personal con diferentes problemáticas como el empleo (<i>Ressources humaines</i>, 1999; <i>L'emploi du temps</i>, 2001) o la explotación de los países más pobres (<i>Vers le sud</i>, 2005), une aquí fuerzas con Robin Campillo por tercera vez (<i>L'emploi du temps</i>, <i>Vers le sud</i>, director de la desconcertante <i>Les revenants</i>, 2004) y con François Bégaudeau, que no solo protagoniza sino que firma la novela en la que se basa el guión, que a su vez es autobiográfica.<br />
Mezcla de las diversas preocupaciones sociales de uno, el buen hacer dramático de otro y la experiencia vital del tercero, el filme resulta un encuentro perfecto entre la necesaria crítica de una situación real problemática y el retrato de personajes, y se ganó en su año el beneplácito del jurado de Cannes, que le otorgó la Palma de Oro.<br />
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<a href="http://www.coolvisionaire.com/wp-content/uploads/2012/02/serlock-entre-les-murs-profe.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="http://www.coolvisionaire.com/wp-content/uploads/2012/02/serlock-entre-les-murs-profe.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-size: large;"><b>12 niños sin piedad</b></span><br />
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En la línea del cine social europeo, Cantet opta por la austeridad formal, una decisión que aleja su didactismo de los pantanosos terrenos de la manipulación. Aquí no hay grandes lecciones acompañadas de música emotiva, montajes rápidos que inquieten al espectador ni primerísimos primeros planos que fuercen la lágrima.<br />
Los elementos de la película son simplemente una escenografía sencilla y costumbrista, interpretaciones realistas y realización legible. En muy pocos momentos, Cantet deja a la cámara hablar por sí sola, aunque no es su fuerza visual lo que destaca ni la elocuencia de sus imágenes. El plano largo del aula vacía muestra, en el desenlace, la resonancia de la ausencia, la de los gritos que se han ido de vacaciones, el espacio cinematográfico vaciado de sus componentes vivos. Por lo demás, el peso de la acción recae sobre el diálogo y las miradas que se suceden a lo largo del curso académico comprimido en dos horas de metraje en esta clase de un colegio de París. La clase, que da título a la película, es el escenario donde ocurre la mayor parte de la acción; la cámara y el montaje buscan las diferentes réplicas de un guión que expone sobre el tablero todos los elementos que divergen de una situación que mezcla la marginalidad con los conflictos interculturales de un país poblado por grupos étnicos muy diversos.<br />
Cantet no echa mano de recursos técnicos para explorar la claustrofobia y el choque de trenes, como han hecho genios como Lumet en <i>12 Angry Men</i> (1957) al explorar con grandes angulares y claroscuros. Se limita a dejar que la realidad plasmada por el guión hable por sí sola.<br />
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<span style="font-size: large;"><b>Hijos de Francia</b></span><br />
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<a href="http://www.avforums.com/movies/images/media/9839/capture6.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="166" src="http://www.avforums.com/movies/images/media/9839/capture6.jpg" width="400" /></a></div>
Lo cierto es que la sencillez formal de Cantet es una elección que juega a favor de una historia con suficiente potencia, más aún cuando desprende honestidad y un inofensivo deseo de mostrar los diferentes factores que se dan en esta clase de alumnos desaventajados de París. Los conflictos familiares, la búsqueda de identidad, la falta de disciplina, la diferencia en el concepto de respeto que causa el salto generacional, y sobre todo el choque de culturas creado por una sociedad en la que conviven africanos, árabes, mestizos, caucásicos, chinos y todo tipo de inmigrantes que transforman el concepto de nacionalidad francesa. En esta clase, el mayor problema no es de marginalidad o falta de disciplina, sino la gravedad de la falta de identidad clara que sufren estos hijos de una Francia global.<br />
Así, <i>Entre les murs</i> se convierte en el testimonio de un profesor que lucha contra el ruido para comunicar a sus alumnos algo de civismo, el de un grupo de profesores y su impotencia ante la falta de respeto y disciplina, pero sobre todo el testimonio de unos adolescentes que no solo tienen que encontrarse a sí mismos, sino encontrar su sentimiento de pertenencia (algunos de ellos, incluso encontrar su derecho a pertenecer). Es coherente que, para darle este sentido testimonial, el director recurra a un estilo casi documental.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-62070392454268214552012-06-19T20:56:00.001+02:002012-06-19T20:58:22.151+02:00Adaptarse y morir<span style="background-color: white;">El segundo largometraje de Spike Jonze, creador de cortometrajes y videoclips de artistas tan diferentes como Björk, Weezer, REM, LCD Soundsystem o Arcade Fire, es </span><i style="background-color: white;">Adaptation. </i><span style="background-color: white;">(2002)</span><span style="background-color: white;">, inspirada en el libro </span><i style="background-color: white;">The Orchid Thief</i><span style="background-color: white;">. Pero el centro de la maquinaria creativa posiblemente sea su guionista, Charlie Kaufman. También su segunda colaboración con Jonze tras </span><i style="background-color: white;">Being John Malkovich</i><span style="background-color: white;"> (1999), el escritor teje una maraña metafílmica cada vez más enrevesada que bien podría haberse quedado en ejercicio onanístico y hermético, pero resulta un canto a la creación y la exploración del artista.</span><br />
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<a href="http://www.dcine.org/sites/default/files/imagenes-pelicula/adaptation.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="261" src="http://www.dcine.org/sites/default/files/imagenes-pelicula/adaptation.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-size: large;"><b>La creación como búsqueda</b></span><br />
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El juego meta de Kaufman surge desde la propia base de la película. <i>Adaptation.</i> es, en teoría, la adaptación de un libro de la periodista Susan Orlean, y así lo entendió la distribuidora de turno en España, que, en efecto, la tituló como el original, <i>El ladrón de orquídeas</i>. Pero el guionista no pretende, ni mucho menos, plasmar en pantalla la historia de John Laroche que cuenta Orlean, sino que se posiciona a sí mismo, Charlie Kaufman, en el centro del relato, personificado por Nicholas Cage. Desde ahí, la adaptación se convierte en una historia completamente nueva, la del pánico a la hoja en blanco, la de un escritor que no sabe qué escribir.<br />
Esta "adaptación" se le presenta a Kaufman como un encargo, de mano de una productora de Hollywood que, en una puntada más, comienza el metraje alabando su trabajo en el premiado éxito de crítica y público <i>Being John Malkovich</i>. En este sentido, la historia de Susan Orlean y su libro sobre el ladrón de orquídeas podría ser cualquier otra, pues es realmente la exploración y la búsqueda de Kaufman por diferentes conceptos abstractos (la belleza de las flores) y distintas estructuras que nunca le acaban convenciendo. De hecho, Kaufman crea a un alter-ego (o alter-alter-ego, en este caso), su hermano gemelo, que conlleva un doble mérito, por parte de él y del director Spike Jonze. El primero, es conseguir que tener a dos Nicholas Cage en pantalla no sea una tortura (en muchas ocasiones, incluso resulta divertido), y el segundo, crear una necesaria réplica al guionista: la visión más estructural y académica de la escritura para cine.<br />
<a href="http://elladrondebicicletas.files.wordpress.com/2011/09/adaptation3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://elladrondebicicletas.files.wordpress.com/2011/09/adaptation3.jpg" width="400" /></a>Se crea a lo largo del metraje una dialéctica entre el cine de Hollywood y sus periféricos, el cine que intenta escapar a la simplicidad, a lo establecido. Paralelo a la crisis creativa que atraviesa el protagonista, su hermano Donald vive un fructífero momento en el que escribe su primer guión, un thriller de genial estructura y profundidad argumental, según el manager de ambos. Donald encuentra relativamente fácil seguir unas reglas básicas del típico gurú guionista y así montar una historia prometedora, mientras que Charlie da palos de ciego en su exploración aparentemente sin frutos. La conclusión de la película da el palo final a la escritura hollywoodense: el thriller de Donald está condenado a perecer, el testimonio de Charlie vivirá en nuestra memoria más allá de los créditos. Sin embargo, el tejido metafílmico de Kaufman llega hasta el final, cediendo su parte meritoria a su alter-ego, es decir, a su antagonista. Esto es, el cine perfectamente legible y estructurado de Hollywood. Si por algo se caracteriza esta exploración creativa es eso, Charlie tiene claro solamente qué no quiere hacer, y de esto, de la existencia de ese tipo de cine, nace <i>Adaptation.</i>, aunque sea solo como respuesta reaccionaria. Más irónico resultó el hecho de que la Academia nominara por Mejor Guión Adaptado a no solamente Charlie, sino Donald Kaufman, el primer guionista ficticio nominado de la Historia.<br />
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<span style="font-size: large;"><b>Obsesión.</b></span><br />
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<a href="http://2.bp.blogspot.com/-QY664x7LFm4/TvN67TccUXI/AAAAAAAADwc/qYmeWRGAblQ/s1600/Adaptation+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="237" src="http://2.bp.blogspot.com/-QY664x7LFm4/TvN67TccUXI/AAAAAAAADwc/qYmeWRGAblQ/s400/Adaptation+2.jpg" width="400" /></a></div>
Antes hemos dicho que la historia de Susan Orlean podría ser contingente, intercambiable, pero lo cierto es que esto es solo la superficie. Nada falta ni sobra en <i>Adaptation.</i>, y la trama paralela de la escritura de la novela adaptada es tan necesaria como la desventura de Kaufman. No solo porque convergen en el clímax final, sino porque tienen en común la tesis central de la película. Tanto Charlie como Susan (una Meryl Streep imprescindible, como siempre) se embarcan, sin saberlo, en un viaje de no retorno cuando comienzan a escribir una historia. El acto de llenar la página en blanco les obsesiona hasta cambiarles la vida. Hasta hacerles cambiar. Para ambos, escribir es enfrentarse a sí mismos y a sus debilidades. Charlie ansía perder su inseguridad y ganarse al sexo opuesto con un buen guión, y Susan se obsesiona con una historia sobre sentir pasión, perder ese vacío vital. Y ambos lo acaban consiguiendo.<br />
Esta tela de araña metafílmica (que no es coser y cantar) tiene así su centro en el título. La adaptación al final no es la de una historia de un medio a otro, sino la del propio artista en su medio. Adaptarse a su historia, adaptarse a su vida, a sus puntos débiles. La vida del artista es eso, adaptarse y morir.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-89444125807209492932012-05-28T09:00:00.000+02:002012-06-20T21:33:47.565+02:00El antihéroe y lo moral en las series de televisión<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: inherit; font-size: x-small;">Trabajo realizado para la asignatura Función Social y Responsabilidad en los Medios</span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Introducción a la ficción televisiva actual</span></h2>
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<span style="font-family: inherit;">El artículo que aquí empieza tiene como objetivo reflexionar a nivel ético sobre algunas de las series de ficción televisivas de la última década. Esto conlleva algunas cosas. Primero, que estoy otorgando importancia, si no artística, sí de cierta profundidad argumental, a unas obras audiovisuales que, aunque en los últimos años han cobrado mayor protagonismo entre los críticos y teóricos de la comunicación, no dejan de ser fruto de un formato y un medio que para el gran público no pasa del mero entretenimiento de usar y tirar.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Esta afirmación nos conduce a dos conclusiones distintas pero no excluyentes (si no son, quizá, la misma): la cultura popular, la del consumo (en el sentido de que está hecha para ser consumida y olvidada), se acerca a los círculos reflexivos para demostrar que todo producto puede aspirar a tener pensamiento, vida propia, a resistirse a morir, a ser obra, mientras que la alta cultura en la actualidad no puede evitar acabar convirtiéndose en producto, decoración para las paredes o para las mentes, cuya expresión de ideas se ha convertido en víctima de la sociedad de la huída hacia adelante. Una carrera a toda velocidad en la que el espectador-consumidor debe acumular todo tipo de expresión cultural, como un nuevo tipo de síndrome de Diógenes en el que el hogar, nuestra mente, se llena de objetos, todos con el mismo valor (o todos sin valor ninguno). Ya nadie puede distinguir si es más cultura el último single de Lady Gaga, los ensayos de Marc Augé o lo que el cineasta Chris Marker hace con el videojuego <i>Second Life</i>. Sirva esta reflexión como explicación a la elección de las series de televisión como vehículo de ideas éticas en el imaginario social.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Aún más válida es esta idea cuando asimilamos que nuestro objeto de estudio, la ficción televisiva estadounidense, ha acompañado su auge de crítica y atención pública con una creciente complejidad narrativa y temática. Sus historias, buscando cada nueva temporada más originalidad y provocación, presentan situaciones y personajes que ya hace años que dejaron atrás la simplicidad, lo políticamente correcto y la satisfacción de un público que busca tramas fáciles con finales felices. No es que haya desaparecido esa parte blanca y maniquea de la televisión, pues aún sobrevive en gran parte de las apuestas más vistas cada noche en las <span style="font-size: small;"><i>networks</i></span>, pero los personajes con áreas grises han ido ganando espacio sobre todo gracias a las cadenas de cable, en general más adultas y liberadas de las audiencias.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Con ello, ha entrado en escena la figura del protagonista cuyo interés reside en alguna o varias características diferenciadoras que lo alejan de lo establecido socialmente. El antihéroe, figura literaria que siempre cobra más peso en tiempos de crisis sociales, ha encontrado en la televisión el medio perfecto para desarrollar su complejidad hasta el infinito, desgranando todo lo que rodea a su carácter inmoral durante varias temporadas: contexto, motivaciones, consecuencias...</span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Personajes más allá de la moral</span></h2>
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<a href="http://fc05.deviantart.net/fs70/f/2010/239/0/9/The_Sopranos_by_Waki2k5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="250" src="http://fc05.deviantart.net/fs70/f/2010/239/0/9/The_Sopranos_by_Waki2k5.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Y parece ser que el público ha encontrado en ellos la historia perfecta a seguir, a juzgar por el éxito de series como <i>The Sopranos</i> (<i>Los Soprano</i>, HBO, 1999), que sigue la vida de un padre de familia, Tony Soprano, que también es el jefe de la mafia de New Jersey, o <i>Dexter</i> (Showtime, 2006), cuyo protagonista es un asesino en serie que mata por adicción desde adolescente, pero solo a otros asesinos en serie.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">La piedra angular de este éxito es la adición de esos pequeños detalles, vueltas de tuerca a historias y personajes que ya habían sido explorados por la literatura y el cine pero que en la televisión alcanzan una nueva capa de complejidad por hibridación de géneros (el cine negro de mafiosos se encuentra en la serie de la HBO con la comedia familiar) o dilemas morales (el espectador se ve obligado a sentir afecto por el asesino en serie Dexter, aunque mate a una nueva víctima cada semana).</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Aquí encontramos una de las primeras características de la relación entre los antihéroes y el público. Unos personajes que podrían ser oscuros, lejanos al espectador, antagónicos, simplemente inmorales, pueden ser admirados y se puede sentir afección por ellos por la introducción de contradicciones y complejidades. Tony Soprano quiere y cuida a su familia y amigos, y acude a su cita periódica con su psicóloga para contarle que en su trabajo hace cosas de las que no está muy orgulloso. Esta debilidad lo hace humano, y el público llega a perdonar, e incluso entender y justificar sus actos.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><i>Dexter</i>: la pena de muerte y el animal (anti)social</span></h2>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM3TZKhkFbFofsuO096B_MKUdD4FCnxXbzrXV9tabLkpT11QA5xs5sVW8Q3UXUPQFa77KUVSpc2VOuNlQ12iUGDsgS7NccePCH16U4VbaiwYpDGifSsWUtwp_gY8TI4TlREXOG1AnLjA/s1600/Dexter+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM3TZKhkFbFofsuO096B_MKUdD4FCnxXbzrXV9tabLkpT11QA5xs5sVW8Q3UXUPQFa77KUVSpc2VOuNlQ12iUGDsgS7NccePCH16U4VbaiwYpDGifSsWUtwp_gY8TI4TlREXOG1AnLjA/s400/Dexter+1.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">En el caso de Dexter, su justificación en principio es que asesina solo a otros asesinos. Primero hay que traer a debate el claro dilema que suscita este razonamiento en relación con la pena de muerte. Muchos países aún contemplan la pena capital y la practican para castigar crímenes como el asesinato, de guerra o sexuales. De hecho, en EEUU en el año 2006 el Estado ejecutó a 53 personas. Está claro que los espectadores que se posicionen a favor de la pena de muerte no deberán esforzarse mucho por esta especie de justiciero que pone en práctica lo que ellos consideran un castigo justo y útil para disminuir el número de delitos.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Para los demás, aún queda otro as en la manga: Dexter no asesina porque quiere, sino porque lo necesita. Por medio de <i>flashbacks</i>, se nos muestra a lo largo de las primeras temporadas cómo en su infancia presenció el traumático y sangriento asesinato de su madre, tras lo cual desarrolló, durante su adolescencia, una tendencia asesina, que su padre canalizó primero en la caza de animales, y después, en la persecución y ejecución de asesinos que escaparan de la justicia. Es un ejemplo de cómo el hombre conoce de manera espontánea y epistémica: Dexter adquiere su personalidad asesina de niño mediante un incidente traumático pero aprende sus técnicas y prioridades sanguinarias de mano de su padre a lo largo de su adolescencia.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Una de los temas que plantea la serie sobre todo en su primera temporada: ¿es Dexter un ser social? ¿Puede un hombre ser una bestia solitaria por definición? ¿Está eligiendo vivir solo? ¿Puede vivir solo? Lo cierto es que por sus características (deshumanizado, no solo no siente, es que no entiende los sentimientos, su necesidad le aleja del resto de personas normales...), parece que este antihéroe no puede vivir en sociedad. Pero a lo largo de las temporadas, Dexter se va acercando a otras personas y acaba entregándose a la tarea de la paternidad de lleno. Esta evolución va acompañada del surgimiento de dudas sobre lo que hace: ¿puede vivir sin matar, su forma de vida puede dañar a sus seres queridos? Para Dexter, parece que su entrada en la sociedad es una especie de cura a largo plazo para lo que podría ser una adicción enfermiza. Quizá sea cierto que la felicidad se consigue en la polis, aunque generalmente la ciudad, la sociedad, sus normas y expectativas son cosas que separan a los antihéroes de su felicidad.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Un apunte más: el padre de este asesino, un policía, no solo le enseñó a matar, sino que le dio un código a seguir, lo más parecido a una religión para nuestro deshumanizado protagonista. Estas leyes consistían en lo siguiente: Dexter tenía que estar 100% seguro de que su víctima era culpable de asesinato, y, sobre todas las cosas, tenía que evitar que alguien le descubriera. Ahí vemos el doble filo moral del código que Harry impuso a Dexter: aunque el espectador quiera sentirse cómodo ante un asesino que solo mata a “otros monstruos como él”, siempre estará presente que lo que está haciendo es ilegal y nadie lo entendería. Dexter, en el caso de que alguien le descubriera, sería juzgado y probablemente ejecutado. Y llegamos a la primera gran paradoja del espectador que sigue las aventuras de sus antihéroes. Si Dexter fuera ejecutado por sus actos, ¿el público sentiría que se está haciendo justicia? Durante la serie, el espectador acompaña a Dexter en todos sus intentos por no ser desenmascarado, apoyándose en el hecho de que en los actos de su asesino favorito hay algún tipo de justicia divina, pero entonces en el caso de que él fuera ejecutado, todo espectador que ha entrado en el juego de Dexter tendrá que aceptar que a todo asesino le llega su San Martín.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Vamos a explicarlo mejor: el espectador sabe que está admirando a un personaje cuyas acciones no son morales, pero finalmente ¿dónde está puesta su lealtad? ¿En el personaje que ha aprendido a aceptar y querer o en sus propios valores morales? ¿Está el espectador realmente dispuesto a perdonar todos los actos de Tony Soprano y Dexter Morgan o espera en la oscuridad que un castigo final acabe con sus hábitos?</span></div>
<h2>
<span style="font-family: inherit;">El público: ¿aceptación de lo inmoral o búsqueda de la redención?</span></h2>
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<a href="http://tv.otroscines.com/wp-content/uploads/2011/10/house.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://tv.otroscines.com/wp-content/uploads/2011/10/house.jpg" width="380" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Y aquí debemos detenernos, pues los hábitos de estos personajes han establecido un carácter, obviamente, que resulta inamovible. Tenemos muchos más ejemplos. Dos series cuya premisa resulta muy parecida, aunque con tonos y desarrollos diferentes, son <i>House</i> (Fox, 2004) y <i>Nurse Jackie</i> (Showtime, 2009), que nos presentan otro tipo de antihéroe, menos trágico, pero quizá por ello aún más interesante. House y Jackie son un doctor y una enfermera con problemas parecidos: son drogadictos, irrespetuosos y siempre están dispuestos a salirse con la suya, sin importarles lo que la ley, la sociedad o la ética les dicte. El carácter de ambos es incorregible, siempre están llevando a cabo actos inmorales y esto tiene consecuencias en sus vidas: él está solo y aislado, ella siempre tiene que sortear una red de mentiras e infidelidades para poder vivir una vida tranquila con su marido y sus dos hijas, a los que acaba perdiendo.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Y antes de cuestionarnos algunas cosas, otro antihéroe más: Don Draper. El protagonista de <i>Mad Men</i> (AMC, 2007) es un creativo publicitario de los años 50, que por las noches duerme junto a su mujer y sus hijos en los barrios residenciales pero por el día lleva una vida mujeriega, llena de humo y alcohol, en el centro de Nueva York. Un ejemplo más de personaje cuyos valores y prioridades morales, si los hay, son totalmente contrarios a lo que un público mayoritario estaría dispuesto a aceptar como válido socialmente. Desaparece el deber como imperativo, y los antihéroes en televisión se muestran capaces de saltarse estos imperativos categóricos. Ya sea porque no creen en ellos, porque creen que es algo patológico y represivo como Freud, o porque ni siquiera piensan en ese deber que se interpone entre ellos y lo que desean.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Estos antihéroes carecen de auto-obligación, evitan la universalizabilidad. Conocen cómo funciona la sociedad y cómo deberían ser a ojos de los demás, por ello normalmente esconden secretos; en otros casos simplemente les dan igual los juicios de los demás individuos, prefieren respetar sus propios valores a toda costa; en cualquier caso, se aceptan a sí mismos, no se sienten culpables por la mayoría de sus actos, que ven justificados o simplemente no tienen nada de malo. ¿Autoengaño para sobrevivir o simplemente no se rigen por las mismas reglas morales que los espectadores?</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Lo más interesante sigue siendo cómo repercute esto en el público: ¿qué siente el espectador cuando ve que Don no piensa en la fidelidad como un camino posible, que Dexter no podría vivir sin matar, que House sigue drogándose y tratando mal a los que le rodean? No pueden sentir mucho desprecio cuando son estas series las más seguidas y con mejores críticas de la televisión. ¿Acaso son personajes atractivos precisamente por saltarse este deber, por atreverse a hacer lo que otros no son capaces, guiados por lo que Marx llama un imperativo social o religioso? ¿Quiere el espectador que estos libertinos, mentirosos, egoístas, enfermos, obsesivos, se reformen? ¿Son estas características simples recursos dramáticos para dar un hilo argumental a historias mucho más convencionales de lo que aparentan ser?</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Todos estos personajes coquetean con los conceptos de redención, cambio, reinserción, perdón, absolución. A lo largo de las temporadas, estos protagonistas intentan voluntaria o forzosamente desprenderse de sus hábitos inmorales, pero en su mayoría solo acaban descubriendo que esos hábitos ya han asentado un carácter imposible de demoler. Sin embargo, el espectador siempre guarda una esperanza de que sus personajes cambien, finalmente, y encuentren la felicidad dentro de los límites que la sociedad ha impuesto. ¿Es esta una relación esquizofrénica entre espectador y personaje, en la que entran en juego expectativas de cambio y a la vez atracción hacia los problemas mismos?</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3s-1ernbBVxvC5FYyDF5sq-1KoO22Rzt7AVdvJfrlzyMkZSvDPgCqyKWRJki1au63jCkyVq4IYbVxh37m95urergxMZoeougwwATXgTOf-gIyCkq-D__aXAIqZWxZ4GlEKCxp1ps-N5An/s1600/don3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3s-1ernbBVxvC5FYyDF5sq-1KoO22Rzt7AVdvJfrlzyMkZSvDPgCqyKWRJki1au63jCkyVq4IYbVxh37m95urergxMZoeougwwATXgTOf-gIyCkq-D__aXAIqZWxZ4GlEKCxp1ps-N5An/s400/don3.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">O más aún importante, ¿acaso los espectadores ven reflejados en estos antihéroes sus propios “vicios”, y encuentran en ello alivio y aceptación? Estos pecadores son siempre complejos e incluso justificables, ¿es aquí donde un espectador lleno de culpa se ve recompensado? Y a la vez, ¿quieren ver en estos mitos la posibilidad de cambio y evolución que tanto necesitan?</span></div>
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<span style="font-family: inherit;">La televisión explorando las fronteras de la ética</span></h2>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Hay una pregunta aún más interesante, que muchos no se atreven a plantear pero que quizá está desde el primer nivel del relato. ¿Son castigables los asesinatos de un justiciero que mata por necesidad pero solo a quien lo merece? ¿Merece la quema un hombre infiel capaz de separar su vida en diferentes estratos, siendo bueno y justo en cada uno de ellos por separado? ¿Podemos juzgar a un hombre drogadicto, irrespetuoso cuyo comportamiento sabemos que está guiado por el dolor, como es el caso de House y Jackie? Quizá estos relatos están mostrando una sociedad preparada para desprenderse de algunas fronteras morales, de algunos preceptos sociales. Conductas sexuales, personas solitarias y aisladas, comportamientos fuera de lo establecido socialmente, son mostrados sin pudor y sus consecuencias son exploradas a lo largo de varias temporadas. Se muestran como caminos viables, aunque no sean fáciles.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Si la ética pretende ser una ciencia rigurosa, sistemática y precisa y, para ello, tiene que ser inexacta, estos antihéroes plantean un debate que hace evolucionar a la ética como ciencia. Estas series siguen demostrando que el hombre es constitutivamente moral, planteando un diálogo con el espectador. Primero describe cómo se sienten los hombres, dejando generalmente al público los dos siguientes pasos: valorar moralmente, y pensar, justificar y dar razón a la ética. Todo buen producto audiovisual deja los últimos dos pasos al espectador, no juzga, no justifica, no valora, deja esto en manos del verdugo-vidente.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiodD2U5p7KL9qaiPkWEIDS3z6GdxBMT_nMcMEur42hdQDpVRSSb9mepdgCgAmhIRaqSJzBLtGSAESRANTMGbUZZchJyiQjNI8g1T1Qd5_Ecz_IuLa78ja9AXLKKWShq0rYqDRWv0_ATNzd/s1600/breaking-bad.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiodD2U5p7KL9qaiPkWEIDS3z6GdxBMT_nMcMEur42hdQDpVRSSb9mepdgCgAmhIRaqSJzBLtGSAESRANTMGbUZZchJyiQjNI8g1T1Qd5_Ecz_IuLa78ja9AXLKKWShq0rYqDRWv0_ATNzd/s400/breaking-bad.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Dos de las series más alejadas de los valores morales extendidos socialmente son <i>Weeds</i> (Showtime, 2005) y aún más <i>Breaking Bad </i>(AMC, 2008), ambas con puntos de partida parecidos. En la primera, Nancy Botwin es una mujer viuda que, para mantener un nivel de vida en los barrios residenciales para ella y sus dos hijos, decide traficar con marihuana. Es interesante que desde el primer minuto, el espectador entra en una situación ya comenzada, como ocurre en <i>Dexter</i>. Se conoce a Nancy cuando ya ha convertido sus actos en hábitos: no hay marcha atrás. No se está planteando la pregunta “¿debe Nancy traficar con marihuana?” sino que nos imponen un dilema y nos plantean una serie de motivaciones y consecuencias. Lo mismo ocurre en el caso del protagonista de <i>Breaking Bad</i>, Walter White, un profesor de química al que, cuando le diagnostican cáncer, ve en la producción de metanfetamina una manera de conseguir mucho dinero rápido que dejar a su familia cuando él no esté.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Ambas con grandes dosis de comedia negra, no pueden evitar algunos problemas más serios que conllevan estas actividades criminales (violenta competencia, asesinatos, huída de las autoridades...). Se plantean al espectador varias cuestiones, aunque nunca explícitamente. Nancy y Walter nunca llegan a preguntarse si están haciendo lo correcto, si es la única salida a sus problemas, esto queda en manos del público. ¿Están haciendo una elección moral o se han visto obligados a actuar así? Los actos que sean obligados, necesarios o violentos no son libres, pero esta pregunta es planteada en muchas series: ¿hasta qué punto un acto es libre u obligado? Estos personajes se ven en muchas ocasiones en situaciones de vida o muerte, ¿pero sus actos son los únicos que les van a evitar dejar de existir, o matar a tu enemigo es quizá la salida más fácil?</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Y aún hay más: ¿Son sus objetivos suficiente justificación para sus actos, o podrían vivir ambas familias por debajo de esas posibilidades, como otras muchas en el mundo, sin tener que recurrir a tales extremos? Sin embargo, y volviendo a la relación entre los antihéroes y su público: hay una línea de pensamiento soterrada en los discursos de <i>Weeds</i> y <i>Breaking Bad</i>. ¿Son sus actos tan inmorales como podría parecer en un principio? El negocio de la droga se presenta como un negocio más con unos problemas que en realidad vienen del hecho de que estas drogas estén ilegalizadas. Y es muy importante que atendamos a lo que acabo de escribir: están ilegalizadas. Quien escribe, obviamente influenciado por los discursos de las dos series, ya no dice que las drogas son ilegales (con el verbo “ser”, como una característica inherente y propia), sino que están ilegalizadas, un uso de la voz pasiva y el verbo “estar” como muestra de un agente opresor que lo ha decidido así. Según los discursos de <i>Weeds</i> y <i>Breaking Bad</i>, la ilegalización de drogas es algo social, totalmente contingente, que podría ser de otra manera.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://i2.listal.com/image/381994/936full-weeds-photo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://i2.listal.com/image/381994/936full-weeds-photo.jpg" width="316" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">La única manera posible de juzgar a los personajes para estas series es mostrar las consecuencias de sus actos: a veces son lógicas y directas, a veces fruto de complejas ramificaciones que conlleva un conjunto de actos morales, a veces un clímax absurdo que parece ser orquestado por un ente divino (el guionista) que impone su propia justicia. En la segunda temporada de <i>Breaking Bad</i>, una decisión extremadamente inmoral de Walter es la semilla de una serie de acontecimientos que llevarán a un trágico accidente aéreo que causará la muerte de cientos de personas. Sin embargo, a veces, la propia ausencia de consecuencias es una forma de valoración ética, aún más compleja, que ve la vida como una sucesión de hechos sin sentido, regida por el azar, donde términos como justicia o moralidad no tienen cabida.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Esta visión del azar como regidor de la existencia va en contra de la creencia de que la existencia es valiosa en sí. ¿Se puede afirmar que la vida tiene valor simplemente porque si no lo tuviera no tendría sentido? ¿Existen los valores antes del hombre, o están dentro de la consciencia, que antes de la existencia no es? De muchos de estos guiones se extrae la idea de que los valores ontológicos son anteriores y superiores al ser: la evolución de Walter White es más bien una deshumanización en la que se van anulando los valores ontológicos de su ser y, entonces, aniquilándolo.</span></div>
<h2>
<span style="font-family: inherit;">Conclusión</span></h2>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Tan infinita es la posibilidad de cuestiones que se nos plantean en muchas series de televisión actuales como la lista de ejemplos. Podríamos seguir: en <i>Damages</i> (<i>Daños y perjuicios</i>, FX, 2007), la abogada Patty Hewes se obceca cada temporada en un gran caso (fraudes financieros, contaminación industrial, crímenes de guerra) y para conseguir castigar a los culpables, es capaz de robar, engañar, acabar con la reputación de sus enemigos e incluso matar. ¿El fin justifica los medios? ¿Hay un bien mayor? ¿Podemos los individuos decidir cuál es ese bien mayor y despreciar las demás decisiones morales que se interpongan en nuestro camino, solo porque persigamos un buen objetivo?</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Aún más interesante, considerada por muchos la mejor serie de la historia de la televisión, <i>The Wire</i> (<i>The Wire, Bajo escucha</i>, HBO, 2002) trata entre otros muchos temas la posibilidad del determinismo y la negación de la dimensión moral del hombre en un retrato del negocio de la droga y los organismos que la combaten en la ciudad de Baltimore. Aquí los personajes pasan de ser antihéroes a víctimas de una maquinaria corrupta e imparable. ¿Tienen los personajes de <i>The Wire </i>elección? Lo cierto es que sí, la corrupción en los organismos empieza en las personas concretas (el alcalde cuya ambición le impulsa a contentar a ciertos sectores para después recibir su voto cuando se presente a gobernador, y entonces cambiar el status quo, o eso cree él; los burocráticos perezosos, los testigos y trabajadores acobardados, los altos cargos deshumanizados, los periodistas sensacionalistas...).</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Y así podríamos seguir. Los guionistas ya son expertos en crear situaciones problemáticas, dilemas irresolubles, personajes con inmensas áreas grises. Quizá porque resultan más atractivos y adictivos para una audiencia que siempre busca el más complejo, más violento, más sorprendente. El caso es que estas series son capaces de crear debates éticos entre su público, y el último ejemplo es <i>The Walking Dead</i> (AMC, 2010), culmen de la exploración de la moral en televisión. La serie, basada en un cómic no menos inquieto de Robert Kirkman, sitúa a sus personajes en un mundo infestado de zombies pero centra sus conflictos en las decisiones morales que los supervivientes tienen que tomar para seguir con vida.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
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<a href="http://static.diario.latercera.com/201011/1105986.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://static.diario.latercera.com/201011/1105986.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Contra la creencia platónica de que es preferible padecer una injusticia que cometerla, todos estos personajes se han criado en la jungla del capitalismo, la iniciativa personal, el sálvese quien pueda que es la sociedad estadounidense. La antítesis de la moralidad platónica: siempre harán lo que esté en su mano para no padecer injusticias, aunque para ello tengan que provocárselas constantemente a los demás. ¿Ocurre lo mismo en los personajes de <i>The Walking Dead</i> que en la deshumanización de Walter White? Ellos van perdiendo progresivamente las bases de la sociedad que les regía antes y sienten que deben amarrarse a algunos valores (ontológicos, inherentes a ellos) para seguir siendo humanos, diferentes de esos muertos caminantes que les acechan.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">En definitiva, son muchas las historias de antihéroes, personajes atormentados, que no solo no alcanzan la felicidad, es que no saben dónde hay que buscarla, no conocen sus carencias. En esta búsqueda a palos de ciego, es normal que caigan en una ceguera moral. Ellos, como nosotros, viven en una sociedad del culto al placer inmediato. El orgullo y la concupiscencia forman parte de sus caracteres, y el espectador llega a conocer todos los rincones de la mente de estos personajes.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Por ello, si para juzgar un acto moral hay que conocer el contexto y al individuo que lo lleva a cabo (al contrario de la casuística, que juzga actos morales por sí mismos), entonces las series de estos antihéroes son el vehículo perfecto para el debate ético. Se desgrana al individuo y su contexto, su pasado y sus motivaciones, su situación actual, junto con sus actos morales y las consecuencias de sus actos.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: inherit;">Al final, como ya hemos sugerido antes, Dexter, House, Jackie, Don, Nancy, Walter, Patty, Rick y sus compañeros, todos ellos muestran debilidades y deseos en las que el espectador ve un espejo (convenientemente desfigurado para que el entretenimiento sea posible). Es bueno, entonces, conocer las posibilidades de sus actos para conocer nuestros límites y cuáles podrían ser nuestras consecuencias. Y también es necesario inculcar debates que nos hagan avanzar como sociedad. Plantear posibilidades como que un hombre infiel puede ser un buen hombre, una madre tiene derecho a tener otras prioridades que no sean sus hijos y un hombre mediocre puede convertirse en el asesino más frío y calculador. Todo ello puede pasar, y la televisión nos lo hace ver y pensar.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br />
</span></div>
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<br /></div>
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<a href="http://creativecommons.org/licenses/by/3.0/" rel="license"><img alt="Licencia Creative Commons" src="http://i.creativecommons.org/l/by/3.0/88x31.png" style="border-width: 0;" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
<span href="http://purl.org/dc/dcmitype/Text" property="dct:title" rel="dct:type" xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/">El antihéroe y lo moral en las series de televisión</span> por <a href="http://telesubjetivo.blogspot.com.es/" property="cc:attributionName" rel="cc:attributionURL" xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#">Javier Pérez Martín</a> se encuentra bajo una Licencia <a href="http://creativecommons.org/licenses/by/3.0/" rel="license">Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported</a>.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-10934076554045867942012-05-15T06:38:00.000+02:002012-05-16T00:18:32.892+02:00Desperate Housewives Bloggers Day: Los modelos de mujer<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEght9ChVPtXHYrVl-cHyN9hki02938twVzJUC9QtYucgtZE41LVQxB2VlM4EXYWyTBrvpAn7__U03auz5XKPv_CI_tbSAHq-lNkOPH0GkFmOBXXKK2kkT1scYRSvS8Nj0HJgP_ukWv7UbrN/s1600/bloggersday2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEght9ChVPtXHYrVl-cHyN9hki02938twVzJUC9QtYucgtZE41LVQxB2VlM4EXYWyTBrvpAn7__U03auz5XKPv_CI_tbSAHq-lNkOPH0GkFmOBXXKK2kkT1scYRSvS8Nj0HJgP_ukWv7UbrN/s640/bloggersday2.jpg" title="" width="640" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;">Es difícil expresar lo que <i>Mujeres desesperadas</i> ha significado para mí. Y lo llamo así, <i>Mujeres desesperadas</i>, porque así es como conocí la serie, una de las madres, el comienzo de todo esto. Como soy bastante joven, no formo parte de la generación que creció con <i>Los Soprano</i>, <i>Urgencias</i>, ni con <i>Buffy</i>, ni mucho menos con <i>Seinfeld</i> o <i>Twin Peaks</i>. Todas esas forman parte de la historia de la televisión y las he estudiado (más por mi cuenta que en la facultad), las he visto o las pienso ver dependiendo de mi interés y mi tiempo. Obviamente he sido siempre un gran fan de <i>Friends</i> o <i>Los Simpson</i>, <i>Blossom</i>, incluso <i>Sabrina, cosas de brujas</i> (estamos hablando del pasado con honestidad aquí, esto es importante; me encantaba un gato que a veces era un peluche con malos efectos especiales, y hablaba, era muy sarcástico, era una serie perfecta, maldita sea).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit;">Todas esas series marcaron mi infancia y mi adolescencia, pero no formaron parte del cambio que vendría más tarde, en el año 2004, con dos series emitidas un verano por La 1 de TVE: <i>Perdidos</i> y <i>Mujeres desesperadas</i>. Estas dos son quizá las últimas dos series que vi en televisión. Programadas un día, a una hora exacta de la semana, me sentaba en el sofá luchando contra el movimiento familiar alrededor del salón para enterarme de todo. Precisamente por ellas entré en una nueva forma de ver ficción televisiva (que ha engullido finalmente todo tipo de producto audiovisual), por impaciencia en la segunda temporada de <i>Perdidos</i> y más tarde por ver qué pasaba con estas cuatro mujeres en su tercera temporada.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">No solo tenía las temporadas antes, eran muy fácil de conseguir y descubrí el mundo de la versión original. <i>Perdidos</i> pasó a llamarse <i>Lost</i>, las mujeres ahora eran amas de casa, se unieron otras como <i>Grey's Anatomy</i> y luego argumentos y formatos que nunca habría llegado a imaginar en cadenas como Showtime y HBO. Qué perdido estaba ya.</span><br />
Por eso, la serie de Marc Cherry se merece este homenaje, orquestado por <a href="http://conseriesyaloloco.wordpress.com/" target="_blank">Con series y a lo loco</a>, en el que muchos blogueros participamos para hablar de los diferentes aspectos que se pueden comentar de esta especie de melodrama-thriller-comedia negra tan longevo. Mi parte trata de esclarecer un poco cómo han sido plasmados los diferentes estereotipos femeninos de la serie a lo largo de estos 8 años.<br />
No es un trabajo difícil, ya que una de las características de las tramas de <i>Desperate Housewives</i> es la de la redundancia y la repetición. Una y otra vez, la serie nos ha ido señalando por qué estaba desesperada cada una de estas amas de casa.<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>La princesa de cuento de hadas</b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjdrvMH2g-A-JEMHuAA9vYRCg6G74xlChFzBxdXXx59UycG9Lr0bJgFcSIp7ZzeNCQUGaolXd_J_vn6MWoTOXJRDIIlCH9s14fU8QWJ63sfzcFxLVG_TrKwnT7IbIlNdYcn3bv55T4M1G1/s1600/318777_1256666813601_full.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="368" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjdrvMH2g-A-JEMHuAA9vYRCg6G74xlChFzBxdXXx59UycG9Lr0bJgFcSIp7ZzeNCQUGaolXd_J_vn6MWoTOXJRDIIlCH9s14fU8QWJ63sfzcFxLVG_TrKwnT7IbIlNdYcn3bv55T4M1G1/s400/318777_1256666813601_full.jpg" width="400" /></a></div>
Así es como se ve a sí misma Susan Mayer. El personaje de Teri Hatcher es quizá la mujer más dependiente de los hombres de una serie que no nace precisamente con un espíritu emancipador. Dibujante de cuentos infantiles, Susan fue abandonada por su marido, reemplazada por la secretaria de turno, y su hija adolescente ha tenido que criarse a sí misma ante una madre débil, necesitada, quejica, que no sabe cocinar y no es demasiado buena en nada.<br />
Susan es patética, y esto se aprovecha otorgando a Hatcher algunos de los momentos más cómicos a lo largo de las temporadas, pero también es una baza para el melodrama. Siempre esperando a su príncipe azul, Mike Delfino, la relación entre ambos estuvo llena de idas y venidas, decepciones, malentendidos, secretos y un siempre necesario coma con pérdida de memoria incluida. Los primeros cinco años fueron difíciles, pero esta bella durmiente iba a conseguir el beso de su príncipe finalmente, tras lo cual han venido años de felicidad romántica.<br />
Cierto es que en la agridulce <i>Desperate Housewives</i> no hay "y comieron perdices", y al final este príncipe, perfecto, apuesto, protector, acaba siendo asesinado por un villano (bastante cutre, cuya peor amenaza fuera quizás el bótox, pero no podemos obviar estas facetas de la serie), dejando de nuevo a la princesa sola y en desgracia. Susan siempre será una mujer dependiente, incluso tiene que recurrir a los vecinos varones para ayudarle a criar a su hijo. Está en su naturaleza, aunque esta sufra una evolución a lo largo de la serie.<br />
Finalmente, Susan Delfino se une a la vida de su hija, que siempre le cuidó, y siempre le cuidará; no es Susan la que va a ayudar a Julie a criar a su bebé, sino Julie la que va a acoger a su madre, algo más madura, llena de recuerdos, pero siempre necesitada del cariño y el cuidado de otra persona.<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>Un tiburón en un acuario</b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://images.wikia.com/desperate/images/3/34/The_Scavo_family.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="224" src="http://images.wikia.com/desperate/images/3/34/The_Scavo_family.jpg" width="400" /></a></div>
El caso contrario podría ser Lynette Scavo, una mujer de negocios implacable que abandona sus sueños por criar a una familia cada vez más numerosa. El personaje de Felicity Huffman podría ser todo lo independiente que Susan no es capaz de ser, pero se encuentra obligada a vivir su propio cuento de hadas: Blancanieves y los siete enanitos. Si Susan no puede ser ama de casa porque no sabe, Lynette no quiere serlo aunque es completamente capaz (no hay nada que se le resista: coser un botón, ser camarera en un restaurante italiano, criar a 5 hijos, aguantar a un marido en una constante crisis de los 40, ser vicepresidenta de una compañía importante, batir al cáncer). Su conflicto es quizá uno de los más explotados, redundantes y aburridos a lo largo de la serie, pero también da buenos momentos, sobre todo siempre que tiene que renunciar a algo más por cualquier capricho o error de su marido Tom.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
La esposa Scavo no es, de todos modos, la mujer sumisa perfecta que apaga sus sueños en favor de las necesidades de su marido. Ambos están en un continuo tira y afloja de rencores, expectativas y presiones, y Lynette proyecta en Tom sus frustraciones constantemente.<br />
El caso de Lynette es interesante como reivindicación de las dificultades que conlleva ser una madre, esposa, ama de casa, y como canto a las mujeres que no necesariamente quieren eso ni disfrutan con ello, pero mientras que esto se lleva a espacios y situaciones bastante más radicales y profundas en series como <i>Weeds</i> o <i>Nurse Jackie</i> en Showtime (de hecho, en la primera temporada, Lynette, como la enfermera infiel yonqui de Edie Falco, se enganchó a unas pastillas que le hacían la rutina más fácil y llevadera), <i>Desperate Housewives</i> es de corte mucho más tradicional, y esta fiera debe anteponer su amor a su marido y su familia a sus ambiciones alejadas del hogar, hasta el último momento. Solo cuando definitivamente le dice a Tom, en la boda de Renee, que él es todo lo que necesita para ser feliz, él accede a mudarse a Nueva York con ella para que sea la gerente de una gran empresa. No podemos olvidar que sin el consentimiento de un magnánimo patriarca, el tiburón siempre permanecería encerrado en su acuario.<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><b>La latina ardiente</b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.latina.com/files/eva_longoria_latina_actress_0310_400_0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://www.latina.com/files/eva_longoria_latina_actress_0310_400_0.jpg" width="300" /></a></div>
Otro tipo de fiera encadenada, así es como se presenta a Gabrielle Solis. Retirada del mundo del modelaje, al principio de la serie su mayor problema era que su marido, un gran magnate, la dejaba demasiado tiempo sola, aburrida, buscando un cariño perdido en los brazos del sexy jardinero. Muy interesante era ver cómo una televisión ya adulta mostraba el adulterio justificado y pintaba sobre él algunos matices grises. El personaje de Eva Longoria empezó culpando a su marido antes de sentir culpabilidad por sí misma.<br />
Pero esta mujer es quizá la que una mayor evolución ha sufrido, quizá también por ser la más necesaria. Una niña malcriada por la fama, materialista, tan preocupada por el físico y la opulencia, después pasó a tratar problemas más maduros como la infertilidad, la inseguridad y la fragilidad veladas, la autosuficiencia y, finalmente, se convirtió, a golpe de <i>flashforward</i> de 5 años, en una madre de familia. A partir de ahí, las tramas de Gabrielle se inclinaron más por la comedia, con dos hijas feas y gordas y su propio físico supuestamente descuidado, que pronto volvió a brillar ante la pantalla. La latina sexy no iba a dejar de ser sexy por muy familiar que fuera su vida.<br />
Los últimos años, Gaby ha resultado ser un personaje poco coherente, una mujer a veces pobre pero materialista, a veces rica pero preocupada de criar a sus hijas en la humildad, a veces olvidándose de todos esos valores y siendo una mala influencia, otras siendo una mujer madura que sabe establecer prioridades para su familia. Otros dirán que en realidad es compleja, yo creo que los guionistas han jugado con la evolución de Gabrielle según esta fuera o no conveniente para las tramas puntuales.<br />
<br />
<b><span style="font-size: large;">La perfecta fachada</span></b><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-E5rjFZQAFcE/T417KPMBfuI/AAAAAAAAAeI/K8FRljd_HQs/s1600/breee.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://1.bp.blogspot.com/-E5rjFZQAFcE/T417KPMBfuI/AAAAAAAAAeI/K8FRljd_HQs/s400/breee.jpg" width="303" /></a></div>
El mejor personaje de <i>Desperate Housewives</i>, el más icónico y memorable, siempre será una Bree Van de Kamp que sirve de metáfora para muchas de las ideas de la serie, también representadas en parte por las otras tres amigas. La doble moral de los <i>suburbs</i>, la hipocresía conservadora, los complejos monstruos que produce el sueño americano, la fragilidad de un sistema impuesto por la tradición, sistema dispuesto a sobrevivir a toda costa incluso cuando resulta inviable. Todo ello está en esa cabellera pelirroja inolvidable. Esta esposa perfecta, robótica, fría, impasible, siempre sonriente, es el ama de casa desesperada definitiva, tradición inconsciente de la lectura y el cine estadounidenses tratando un estereotipo de mujer extendido en el país.<br />
La mejor cocinera del barrio, su jardín es el más sano y bonito, su casa la mejor decorada, siempre dispuesta a echar una mano a los vecinos cuando lo necesiten. De puertas adentro, Bree es la persona más odiada de su familia, compuesta por una hija malcriada y desagradecida, un hijo cuya homosexualidad choca con los valores tradicionalistas de su madre, un primer marido que no sabe dónde está la mujer "real" con la que se casó. El verdadero drama de Bree es que solo sabe ocultar su fragilidad, su miedo, tras una máscara de perfección sospechosa, que sus seres más cercanos no pueden sino detestar. La calculada mueca de una irrepetible Marcia Cross era al principio una especie de valle inquietante para el espectador, fascinado por un personaje que era a la vez terrorífico y adorable.<br />
Con el paso de los años, los guiones de <i>Desperate Housewives</i> han demostrado que este caso estaba muy por encima de la media de la serie, que Bree Van de Kamp es un personaje demasiado bueno para las capacidades de unos guionistas que con el tiempo se han establecido mucho más en el melodrama más culebronesco que en el complejo drama que este estereotipo merece. La fragilidad de la mujer fría y, muy pronto, solitaria, cuya perfección le había costado la familia perfecta, se manifestó en el alcoholismo, conoció a varios hombres, todos ellos diferentes y siempre dispuestos a dinamitar un poco más esa fachada cada vez más corrupta. Poco a poco Bree se ha vuelto más sincera, menos perfecta, más capaz de demostrar sus sentimientos perdiendo algo de dignidad. Al final de la Bree Van de Kamp de toda la vida quedan los valores tradicionales, bastante de la hipocresía, pero ha aprendido a exteriorizar sus debilidades, sus miedos, sus deseos. Es la mujer rota, curada.<br />
<br />
A lo largo de los años, ha habido otras mujeres en la serie que han servido como contrapunto, a veces más liberal (Edie), a veces más radical (la primera temporada de Katherine, otro personaje que degenera más tarde), a veces simplemente cómico (Renee), pero todas ellas han tratado al fin y al cabo los mismos temas: lidiar con lo que se espera de las mujeres actuales, cada una a su manera, las diferencias entre tener una carrera profesional o abandonarla por formar una familia (nunca son los hombres los que renuncian a su trabajo por su familia, y si así es, la situación no dura demasiado), el sexo como arma de la mujer para dominar al varón, la independencia y la autonomía individual fuera del matrimonio y la familia (algo marginal en la serie, como, seguramente, en los <i>suburbs</i> reales), las obligaciones de una madre y esposa, las relaciones de competencia y complicidad que surgen entre vecinas y amigas, como si se tratara de leonas protectoras de su manada. Son todas estas cosas por las que estas mujeres están desesperadas.<br />
<br />
<b>Desperate Housewives Bloggers Day</b><br />
<br />
<ul>
<li><a href="http://conseriesyaloloco.wordpress.com/2012/05/15/desperate-housewives-bloggers-day/" target="_blank">Portada</a></li>
<li>En Seriesito: <a href="http://seriesito.blogspot.mx/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-bree.html" target="_blank">Bree</a> </li>
<li>En The O Blog: <a href="http://omarvaladez.blogspot.mx/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-susan.html" target="_blank">Susan</a></li>
<li>En Inquisitore Televisivo: <a href="http://inquisitoretelevisivo.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day.html" target="_blank">Gabrielle</a></li>
<li>En Con series y a lo loco: <a href="http://conseriesyaloloco.wordpress.com/2012/05/15/desperate-housewives-bloggers-day-lynette-scavo/" target="_blank">Lynette</a></li>
<li>En Series de bolsillo: <a href="http://www.seriesdebolsillo.com/2012/05/desperate-housewives-los-maridos.html" target="_blank">Los maridos desesperados</a></li>
<li>En It's not what it looks like... it's worse!: <a href="http://bertoffdearest.blogspot.co.uk/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la-5.html" target="_blank">La quinta desesperada</a></li>
<li>En Zona de series: <a href="http://www.zonadeseries.com/?p=2034" target="_blank">El piloto</a></li>
<li>En Central Perk Podcast: <a href="http://centralperkpodcast.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La series finale</a></li>
<li>En The Hatch of TV: <a href="http://thehatchoftv.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La cabecera</a></li>
<li>En Un zombie frente a la TV: <a href="http://www.conejitozombie.com/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La promoción</a></li>
<li>En fuertecito no ve la tele: <a href="http://fuertecito.groarl.com/2012/05/15/desperate-housewives-bloggers-day-por-que-la-serie-pasara-a-la-historia-de-la-tv/" target="_blank">Por qué la serie pasará a la historia de la TV</a></li>
<li>En La princesa prometida: <a href="http://laprincesacine.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La estructura de la serie</a></li>
<li>En Cafetería Jperk: <a href="http://cafeteriajperk.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La evolución de las temporadas</a></li>
<li>En El Blog de las series americanas: <a href="http://elblogdelasseriesamericanas.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-los.html" target="_blank">Los momentos más tristes</a></li>
<li>En Zona de series: <a href="http://www.zonadeseries.com/?p=2054" target="_blank">Momentos divertidos</a></li>
<li>En Seriezeta: <a href="http://seriezeta.wordpress.com/2012/05/14/desperate-housewives-bloggers-day-la-mentira-de-los-barrios-residenciales/" target="_blank">La mentira de los barrios residenciales</a></li>
<li>En TV Spoiler Alert: <a href="http://tvspoileralert.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La homosexualidad en Wisteria Lane</a></li>
<li>En Axiomas: <a href="http://alpha185.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La amistad</a></li>
<li>En Yo no me aburro: <a href="http://yonomeaburro.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La moda</a></li>
<li>En Enganchada a las series: <a href="http://enganchadaalasseries.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day-la.html" target="_blank">La gastronomía</a></li>
<li>En Cocina en serie: <a href="http://cocinaenserie.blogspot.com.es/2012/05/desperate-housewives-bloggers-day.html" target="_blank">Magdalenas de manzana</a></li>
</ul>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-64336446601569830712012-05-10T18:36:00.002+02:002012-05-10T18:36:43.883+02:00El negocio de la nostalgiaLa película triunfadora en la gala de los Oscar de 2012 es el claro ejemplo del estado esquizofrénico en el que se encuentra la industria cinematográfica, algo que se ve más claramente en Hollywood. De producción básicamente francesa, pero distribuida de manera masiva a lo largo y ancho del mundo; grabada en los estudios de California pero con director y protagonistas galos, todos premiados tanto por la cara oficial del cine en EEUU, Inglaterra, Francia, España, toda Europa, como por los críticos, los festivales y los Independent Spirit Awards. Una producción de un país europeo, muda y en blanco y negro es la película del año en una época en la que todo se tridimensionaliza, se hace más grande y más ruidoso.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCOgPf87J7QRxjfvTtGRc4lS203tNHSByYB-PSuL9NxMWR03zomJpy4Ata6XyuitCyvDr9RYiapmjJqVFoHoWyxJqjUuZX5RVdJzWuZ9kqRyReKgxG5iRJ-C8GTtePyUhahfRsq631EP-A/s1600/foto-the-artist-10-157.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCOgPf87J7QRxjfvTtGRc4lS203tNHSByYB-PSuL9NxMWR03zomJpy4Ata6XyuitCyvDr9RYiapmjJqVFoHoWyxJqjUuZX5RVdJzWuZ9kqRyReKgxG5iRJ-C8GTtePyUhahfRsq631EP-A/s400/foto-the-artist-10-157.jpg" width="400" /></a></div>
¿Cómo se explica entonces el éxito de <i>The Artist</i>, cuarto largometraje cinematográfico de Michel Hazanavicius tras tres parodias al cine de detectives?<br />
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<span style="font-size: large;"><b>El crepúsculo de los dioses</b></span><br />
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Cuando pensamos en el argumento de <i>The Artist</i>, encontramos las primeras respuestas. El personaje de Jean Dujardin, George Valentin, es una estrella en auge del cine mudo. Se sabe máximo reclamo comercial de sus películas, y lo disfruta eclipsando a su director (un imprescindible John Goodman) y compañeros de reparto. Alardea ante la prensa y el público, que lo adoran. Ni siquiera su situación doméstica, con una esposa olvidada que lo odia, consigue quitarle una carismática sonrisa de la cara. Está en la cresta de la ola, y es imparable.</div>
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Pero estamos a finales de los años 20, y la prepotencia y el orgullo desmesurados le van a jugar una mala pasada cuando llegue una nueva forma de hacer cine: el sonoro. Y aquí llegan los problemas, no solo para Valentin, sino también para el propio Hazanavicius, pues tras una primera mitad esplendorosa llena de escenas para el recuerdo y una perfecta (aunque siempre calculadísima, quizá esto sea inevitable) regresión estilística al cine de Hollywood de las dos primeras décadas del siglo XX, la historia se recrea sobre la tragedia de una especie de Norma Desmond masculino.</div>
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En este sentido, el guión tiene todo lo que cabría esperar de una película con las pretensiones de Hazanavicius: un primer tercio que engancha, un segundo que decae en ritmo (y, por la naturaleza ingenua y redundante de una película de estas características, también en interés) y un clímax resolutorio. El desarrollo peca de repetitivo, mostrándonos el declive exponencial y previsible de Valentin y el auge de la que es su némesis y a la vez su réplica romántica, una despampanante Bérénice Bejo como Peppy Miller, la estrella del nuevo cine sonoro, la "carne fresca" de la industria.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidkaPkHbRPBCuglOvz59m3WbKFpsB4XXnh9LKH-PMUmDQKUR7xs6YnSkn9tbLiLoAzwN13P7I2mAb435PNJaYSE8vtGpBPmFxcG1odjmV1kSfxQtvVYD1YHfK1ChqBMf_hNblcSbL-w7g/s1600/foto-the-artist-19-139.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidkaPkHbRPBCuglOvz59m3WbKFpsB4XXnh9LKH-PMUmDQKUR7xs6YnSkn9tbLiLoAzwN13P7I2mAb435PNJaYSE8vtGpBPmFxcG1odjmV1kSfxQtvVYD1YHfK1ChqBMf_hNblcSbL-w7g/s400/foto-the-artist-19-139.jpg" width="400" /></a></div>
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No se puede obviar aún así un uso muy inteligente (y manipulador, siendo esto tan bueno o malo como el espectador decida) de la puesta en escena, con momentos como George Valentine paseando frente a un cine cuyo cartel reza "The Lonely Star". No parece estar a la altura, de todos modos, de las dos mejores escenas del metraje que podemos encontrar en su primera mitad: el enamoramiento de Valentin y Miller en una toma infinitamente repetida del rodaje de una película y la pesadilla premonitoria del protagonista, único momento en que Hazanavicius se permite jugar con los recursos sonoros para volver a Dujardin mudo en un nuevo mundo lleno de ruidos.</div>
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En vez de desgranar los diferentes apartados del filme, se podría decir de forma más simplificada que en <i>The Artist</i>, todo, actores, música, montaje, puesta en escena, funciona como un engranaje perfecto. Una incuestionable réplica del cine mudo, para bien y/o para mal. Por perfecta, cualidad tras la que se entrevé lo que ya comentábamos antes, un cálculo frío, el estudio y la mecanización de lo que antes fue creación. Y también esto resulta desafinado, pues, pensándolo bien, ¿no lo eran también todas estas películas mudas de Hollywood, productos comerciales pensados para gustar en cualquier país y ante cualquier público? Quizá Hazanavicius es consciente, también, de que ese cálculo no es sino otra arista del homenaje que está consumando. Lo que nos lleva a la segunda parte, más compleja y recipiente de unos síntomas claros del momento en que <i>The Artist</i> sale a la luz. Si es una copia perfecta, pero sin vida (y esto es tan cuestionable como asumir que el niño robot de Spielberg no puede sentir amor), ¿por qué resulta un éxito de público y crítica?</div>
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<span style="font-size: large;"><b>La nostalgia es un arma</b></span></div>
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Nos es imprescindible echar un vistazo al resto de premiados y nominados en los Oscar del 2012 para entender que la industria está viviendo un momento de auténtico pánico. La reina del apartado técnico fue <i>Hugo</i>, primer film de Martin Scorsese en 3D, cuyo héroe, sin embargo, vive mil y una aventuras descubriendo el cine de Méliès. He aquí la esquizofrenia mencionada al principio. También otras películas más convencionales técnica y argumentalmente viven de esta mirada al pasado que hace Hollywood mientras corre hacia un futuro que teme y anhela a partes iguales. Nominada por varios de sus actores, <i>My Week with Marilyn</i> muestra el rodaje de <i>The Prince and the Showgirl</i> (1957) y cómo fue la relación del director británico Laurence Olivier y Marilyn Monroe.</div>
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Aquí encontramos las respuestas definitivas a todas nuestras preguntas: la industria tiene miedo de ser George Valentin. Y el público también, pues este no es solo un actor cuyo apogeo se ve destruido por la entrada de nuevas técnicas y, en definitiva, modas, esos tiranos del arte y la cultura y la industria (sean cuales sean las fronteras entre ellos); no, George es un hombre que tiene la desgracia de vivir cambios que le superan y le hacen perder todas sus bases de apoyo.</div>
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<a href="http://2.bp.blogspot.com/-vxXLxRMlrq4/TyhwIUB-pyI/AAAAAAAAD04/0FA5RWXKJ1E/s1600/the-artist3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="225" src="http://2.bp.blogspot.com/-vxXLxRMlrq4/TyhwIUB-pyI/AAAAAAAAD04/0FA5RWXKJ1E/s400/the-artist3.jpg" width="400" /></a></div>
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Innumerables películas están filmando ese sentimiento, y de mejor manera. Quizá el acierto de Hazanavicius ha sido hablar del éxito y el fracaso por una vía que ya fue exitosa en el pasado. Las películas mudas también fueron estandarte de una época llena de cambios, y su público iba a las salas para evadirse con historias fascinantes y finales felices. También eso lo tiene <i>The Artist</i>, pues George Valentine mediante la creación de una nueva moda (su verdugo y su salvador) vuelve a triunfar, de la mano de su amada Peppy Miller, ante un público sonriente y seguro de que quien vive esta desgracia de los cambios, puede convertirla en suerte.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-57877301935170960282012-05-07T00:51:00.000+02:002012-05-07T13:07:29.611+02:00Los juegos de la violenciaPocos tabúes quedan por caer en los relatos audiovisuales. Lejos quedan la emancipación sexual de la mujer, capaz de ser objeto de deseo consciente y sujeto deseante, la entrada normalizadora del homosexual en las historias, ya no como causa de burla o juicios de valor, sino como individuo que ama y, además, es persona (aún hay pocos personajes homosexuales que sean personas y, además, amen). El lenguaje "grosero" también se ha normalizado hasta el caso de que películas supuestamente familiares como <i>The Avengers</i> gritan ante un público en parte infantil un "hijo de puta" sin que padres ni (mucho menos) hijos siquiera alcen una ceja. En EEUU, donde los contenidos de las televisiones en abierto son constantemente denunciados por colectivos de todo tipo, a los <i>hell</i> y <i>damn </i>se han unido poco a poco <i>fuck</i>, <i>shit,</i> e incluso una referencia bastante hipócrita a la palabra <i>bitch</i> se ha colado en el mismísimo título de una de las últimas comedias de la ABC: <i>Don't Trust the B---- in Apartment 23</i>.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="http://elrincon.tv/wp-content/uploads/2011/11/145136.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="http://elrincon.tv/wp-content/uploads/2011/11/145136.jpg" width="254" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dexter, asesino en serie y buena gente.</td></tr></tbody></table>Temas como el aborto (<i><a href="http://www.imdb.com/title/tt1032846/" target="_blank">4 luni, 3 saptamâni si 2 zile</a></i>), el derecho a una muerte digna (<i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0369702/" target="_blank">Mar adentro</a></i>, <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0405159/" target="_blank">Million Dollar Baby</a></i>), la pedofilia, (<i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0056193/" target="_blank">Lolita</a></i>, <a href="http://www.imdb.com/title/tt0067445/" target="_blank"><i>Morte a Venezia</i></a>), el amor libre, (<a href="http://www.imdb.com/title/tt1188985/" target="_blank"><i>Castillos de cartón</i></a>, <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0996605/" target="_blank">Les chansons d'amour</a></i>), son explorados a fondo o simplemente tratados como tramas hasta en las producciones más comerciales. A veces, sirven directamente como elemento diferenciador en el competitivo mercado audiovisual, como pasa con muchas películas <i>indie</i> y en la misma línea con la mayoría de las series de Showtime, cadena de cable cuya estrategia es presentar a personajes polémicos (asesinos, traficantes de drogas, infieles, yonquis, enfermos terminales, pero con buen fondo) como base de todas sus producciones.<br />
<br />
Hay diferentes formas de tratar estos temas controvertidos, desde la más honesta intención de disertar sobre ellos, explorando sus posibilidades y preguntándose por qué la sociedad los tiene vetados, hasta la explotación más gratuita de lo polémico para llamar la atención. La violencia es uno de los tópicos más explorados desde todas las perspectivas posibles. Es cierto que esta y el sexo, omnipresentes en nuestros medios, poco tienen de tabú ya, pero si tenemos en cuenta la evolución de nuestra relación con los dos conceptos durante la última década, seguro que resulta sorprendente lo que hoy en día aceptamos ver en las pantallas.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="http://chiaki-kuriyama.zanlius.com/images/chiaki_kb09.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="215" src="http://chiaki-kuriyama.zanlius.com/images/chiaki_kb09.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La violencia como espectáculo cinematográfico</td></tr></tbody></table>Estamos lejos de que se normalicen las versiones más hipertrofiadas de violencia como <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0073650/" target="_blank">Salò o le 120 giornate di Sodoma</a></i> o <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt1467304/" target="_blank">The Human Centipede</a></i>, pero ya sea el gore más divertido, la obsesión japonesa de las artes marciales por convertir la violencia en arte (que vio su máxima expresión en el homenaje popurrí de Tarantino <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0266697/" target="_blank">Kill Bill: Vol. 1</a></i>) o la exploración de sus casusas y consecuencias fuera (Haneke) y dentro (Cronenberg) de plano, la violencia es parte inherente al cine actual. La acción de <i>Die Hard</i> y sus mil repeticiones genéricas, la expresión bélica, como crítica (<i><a href="http://www.imdb.com/title/tt0078788/" target="_blank">Apocalypse Now</a></i>) o como simple espectáculo, también los videojuegos o simplemente los informativos diarios en televisión, nada se escapa.<br />
<br />
Pensando en todo esto me encontré el sábado por la noche cuando fui a ver el (pen)último <i>blockbuster</i>, una de las llamadas de sirena cinematográficas del año, <i>The Hunger Games</i>. Basada también en la (pen)última saga de novelas de éxito para adolescentes, la película muestra un futuro distópico en el que un país que podría haber sido EEUU, dividido en distritos con claras diferencias económicas, mantiene la tradición de juntar a 24 jóvenes en un megaplató televisivo a lo <i>Survivor</i> para que se maten entre ellos, ante los ojos de todos los habitantes. Entre la avanzada <i>The Truman Show</i> (1998) y una versión <i>light</i> de <i>Battle Royale</i> (2000, basada también en una novela), la de Gary Ross no deja de ser un producto para adolescentes, y es esto lo que me perturba.<br />
En teoría, la película echa mano de problemas sociales como la deshumanización de la telerrealidad, la sumisión social ante intereses soterrados y el avance de la violencia como defensa para la supervivencia en la jungla que a veces asoma detrás de nuestras rutinas. De hecho, de forma totalmente simplificada y superficial, parece ser que se atreve a hacer juicios éticos (hacía tiempo que no veía un personaje tan maniqueo en una pantalla de cine como el presidente Snow de Donald Shuterland). Pero lo cierto es que nada tienen que ver estos personajes con, por ejemplo, los vivos murientes de los cómics de Robert Kirkman <i>The Walking Dead</i>, totalmente desprovistos de su humanidad en pos de una subsistencia gris y vacía, cuya violencia forzada abre heridas y planteamientos en un lector que, por otra parte, se mantiene enganchado giro tras giro narrativo.<br />
<a href="http://www.revistateen.com/wp-content/uploads/2012/03/The-Hunger-Games.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; display: inline !important; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://www.revistateen.com/wp-content/uploads/2012/03/The-Hunger-Games.jpg" width="400" /></a><i>The Hunger Games</i> no es el primer (ni el último) producto que usa la violencia para el entretenimiento, pero sí me ha parecido un alarmante caso de apropiación amoral de problemas reales muy serios para, lavados, pulidos y castrados, ponerlos en un espectáculo pensado para los adolescentes (acríticos consumidores fieles) y sus carpetas de instituto. La violencia está como concepto, lícito y necesario, y como recurso narrativo, pero no como problema. Ni ético ni práctico. Estos adolescentes se matan, aunque la cámara no está dispuesta a mostrarlo, a veces temblando (de manera descontrolada, irritante en sus secuencias más frenéticas), a veces encuadrando convenientemente cerca pero suficientemente lejos. No, aquí lo importante es ver que la guapa (y normalita, como cualquier chica) Jennifer Lawrence se líe con el guapo Liam Hemsworth o el guapísimo Josh Hutcherson (o con los dos, como la triunfante Bella de <i>Twilight</i>), dentro de un mundo hiperestilizado precisamente para que nadie piense que, efectivamente, eso podría ocurrir en nuestra sociedad. No hay reflexión sobre la supervivencia a cualquier precio. Esta violencia busca, como mucho, la supervivencia de las hormonas.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-4912017280058459332012-04-27T22:16:00.000+02:002012-04-27T22:16:10.706+02:00Una voz de una generaciónEl <i>hype</i> es muy malo. Un fenómeno tan claramente dañino para todo producto cultural y también para nosotros como público, y sin embargo es la estrategia publicitaria más de moda. Si creas las mayores expectativas posibles, atraerás al máximo número de consumidores al decisivo primer fin de semana (en cine) o a la emisión del piloto (en televisión). En vez de crear un nicho de público adecuado, utilizar descripciones honestas y apropiadas al producto que quieres vender o intentar atraer a los medios y críticos que sepas que van a apoyar tu propuesta, tienes que llamar la atención, atraer a las masas. Así funciona la industria y está claro que tiene sus ventajas: si logras que todo el mundo consuma tu producto, que en todas partes se hable sobre él (para bien o para mal), vas a llegar a más público y si en cine esto es tener la batalla más o menos ganada, en televisión te asegura que de un millón de espectadores, un cierto porcentaje volverá la próxima semana.<br />
HBO se está convirtiendo en la maestra del <i>hype</i> los últimos años, con omnipresentes estrategias de marketing para <i>True Blood</i> y <i>Game of Thrones</i> por ejemplo. Estas dos producciones, adictivas y absorbentes, se benefician mucho del tipo de publicidad que lanza un claro mensaje: "todo el mundo va a ver esto, no te lo puedes perder". El próximo evento televisivo (o cinematográfico, como <i>The Hunger Games, The Avengers, Prometheus</i>), por autodefinición. Y qué divertido suena, yo tampoco me lo quiero perder.<br />
El público tiene (tenemos) gran parte de culpa, incapaz de controlar sus (nuestras) expectativas. Estamos seguros de cómo va a ser el producto (que, en algunos casos, está destripado casi en su totalidad antes de su estreno) y de que nos va a encantar. Y el <i>hype</i> se cobra sus víctimas (tras lo cual viene el <i>backlash</i>, soy muy fan de todos estos términos que no usaríais nunca en una conversación con vuestras abuelas), como son los dos últimos estrenos de la cadena de cable, <i>Girls</i> y, en menor medida, <i>Veep</i>.<br />
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<a href="http://www.vancouverobserver.com/sites/vancouverobserver.com/files/resize/images/blog/body/hbo-girls-lena-dunham-500x333.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://www.vancouverobserver.com/sites/vancouverobserver.com/files/resize/images/blog/body/hbo-girls-lena-dunham-500x333.jpg" width="400" /></a></div>
<i>Girls</i> ha vivido un caso de <i>hype</i>-<i>backlash</i> muy característico, y no cuesta entender por qué. Publicitada por la HBO como la nueva serie del productor de <i>Freaks and Geeks</i>, Judd Apatow (que además lleva años viviendo un esplendor crítico y comercial en la pantalla grande) y la nueva <i>Sex and the City</i> (¿no os suena esto tan esquizofrénico como a mí?), solo el trailer daba unas pistas encaminadas al estilo <i>indie</i> del que sí juega parte la serie de Lena Dunham.<br />
El día siguiente a la emisión del piloto, tanto en los blogs estadounidenses y españoles como en las redes sociales había un abanico de opiniones bastante amplio que, por otra parte, casi obligaba a todo seriéfilo a echarle un vistazo para, al menos, unirse a la conversación. El episodio escrito, dirigido y protagonizado por Dunham (creo que se está sacando el FP de maquilladora para tener el control absoluto sobre su serie) no encantaba a casi nadie, dejaba más o menos indiferente a la mayoría y a unos cuantos les horrorizaba, por tener un humor marciano con unos personajes con los que resulta muy difícil empatizar. Obviamente, <i>Girls</i> no está hecha para todo el mundo. No solo su humor es negro, cruel y muy políticamente incorrecto, sino que las chicas pijas sin obligaciones que viven en Nueva York son un reflejo (convenientemente exagerado, esto es una comedia, aunque no haga gracia a todo el mundo) de un tipo de persona que puebla el primer mundo: los veinteañeros víctimas-victimistas que se han visto en la situación del universitario que no por haber cursado unos estudios superiores sabe necesariamente hacer algo con su vida. Poca broma es, no solo para los extraños a esta "generación" (no todos los veinteañeros son así, y no todos los que son así son veinteañeros ya), sino para los propios reflejados, que quizá consideren <i>Girls</i> una crítica demasiado dura a sus numerosos problemas.<br />
Si hay algo de lo que no van a culparla, claro, es de sufrir uno de esos numerosos casos de <i>pilotitis</i>, series que tienen un primer episodio prometedor y deslumbrante y que se desinflan poco a poco. Tampoco fue ese el caso de los últimos clásicos televisivos, <i>Mad Men</i>, <i>Breaking Bad</i>, <i>The Good Wife</i>, <i>Homeland</i>, que no llegaron precedidas por una expectación desmesurada y cuyo visionado necesita de un fuego lento que vaya abriendo poco a poco las posibilidades del relato.<br />
Es extremadamente pronto para decidir si <i>Girls</i> podría llegar a formar parte de este último grupo (o, al menos, el de las series buenas, decentes, que duran años en antena y tienen su público) o quedarse por el camino como una propuesta vacía o incomprendida, pero el segundo episodio ya parece indicar que nos encontramos ante un buen producto, con un tono muy bien escogido y unos personajes interesantes.<br />
La última escena del 1x02 ya está dando que hablar: Hannah (Dunham), tras asegurarles a sus amigas que sabe que se puede contraer el VIH y esto desembocar en SIDA, "no soy estúpida", confiesa despreocupadamente ante una estupefacta ginecóloga que desearía contraer el SIDA porque entonces no se le exigiría nada. Yo me reí mucho al verlo, no solo por lo descabellado del asunto, sino porque cosas parecidas se me han pasado por la cabeza alguna vez. Por su valentía y su honestidad, <i>Girls</i> es como mínimo una novedad interesante. El tiempo nos dirá, más allá de <i>hypes</i>, <i>backlashes</i>, <i>haters gonna hate</i> y <i>booms</i> sin criterio ninguno, si su relato vale la pena o no.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-38864906343092319962012-04-23T18:42:00.000+02:002012-04-27T22:30:50.788+02:00Sobre la crítica de televisión, los recaps y los antihéroesÚltimamente me estoy intentando adentrar de lleno en el mundo de la crítica de la ficción televisiva, y, creedme, no es fácil. No solo hay que estar al tanto de las series más sonadas y ver todos los nuevos estrenos (un trabajo titánico que nace siendo entretenimiento insano para convertirse en obligatoria adicción), no vaya a ser que te pierdas el nuevo bombazo o, peor, el último <i>guilty pleasure</i>. Es que además, tienes que seguir día a día los <i>recaps</i> y reflexiones de varios periodistas y blogueros que llevan la voz cantante, leer sus blogs, la actualidad televisiva y escuchar los (divertidos) podcasts que algunos de ellos hacen casi semanalmente.<br />
De momento, me estoy acercando a esta realidad como quien toca con un palo a un animal desconocido y potencialmente peligroso. Primero porque, Dios, me apasiona la ficción televisiva. Ha sido mi hobby preferido los últimos 6 años y creo que de alguna manera voy a tener que dedicarme profesionalmente a ella si quiero sobrevivir como persona. Y segundo porque, a pesar de lo enfermizo que pueda parecer a alguien de fuera el mundo de los críticos de televisión, me parece realmente interesante.<br />
Por ejemplo, ha habido últimamente un debate candente sobre esos <i>recaps</i>, si son útiles o si directamente tienen sentido. Para quien no lo sepa, los <i>recaps</i> son básicamente resúmenes semanales de cada episodio emitido de una serie, con consideraciones sobre las tramas, curiosidades y todo lo que se le pueda ocurrir al autor de la <i>review</i>. En España, los tenemos divertidos y llenos de hipertextualidad en <a href="http://yonomeaburro.blogspot.com.es/" target="_blank">Yo no me aburro</a> y más sesudos e incluso académicos como los de <a href="http://fuertecito.groarl.com/" target="_blank">fuertecito no ve la tele</a> de <i>Mad Men</i>. Este debate ha tenido como una de sus conclusiones más esclarecedoras <a href="http://www.avclub.com/articles/did-the-sopranos-do-more-harm-than-good-hbo-and-th,69596/" target="_blank">un clarividente artículo de Ryan McGee</a> sobre el devenir del modelo televisivo episódico, desde los capítulos autoconclusivos de cualquier <i>procedural</i> tipo <i>CSI</i> a los dramas de las cadenas de cable como HBO en los que a veces incluso llegan a fundirse el final de un episodio con el principio del siguiente, y las temporadas pueden considerarse una película larguísima dividida en partes. Como alguien que disfruta al máximo de estos últimos y no consigue conectar con la mayoría de las historias de (ya relativo) eterno retorno como <i>Bones</i>, me posiciono a favor de la abolición de los <i>recaps</i>, puesto que, como clama David Simon, no creo que podamos entender la historia de McNulty y su dantesca Baltimore, hasta haber recorrido toda una temporada de <i>The Wire</i> (y aún así, nuestra visión y conclusiones evolucionarán y cambiarán al año siguiente). Pero no es esto lo que me interesa, sino el hecho de que hablamos de un gremio que piensa y repiensa continuamente el paradigma sobre el que trabaja; la crítica de televisión, buscando nuevas formas de catalogar lo que en esta época hipermediática podría ser incatalogable, está dispuesta a dialogar, debatir y cambiar su posición sobre lo que está viendo.<br />
Quizá si hay algo que me hace mostrarme más reticente es una siempre presente tendencia más hacia la opinión individual que a la reflexión, digamos, académica. Se da más en los blogs personales, como es lógico, pero lo he visto incluso en artículos en periódicos y webs en los que estos críticos están cobrando por ello, y a lo que dedican sus líneas a veces parece ser más la faceta folletinesca-culebronera de las series (pues todas la tienen, sin excepción) que el trabajo de escritura, técnico o de interpretación de los autores de estas obras audiovisuales. A veces comentan más qué personajes les gustan más o menos, y qué tramas les ha parecido más interesantes, además cometiendo el error de presuponer que tienen más razón que sus lectores, cuando no podemos olvidar que esos aspectos son, de entre todos, los más subjetivos de una producción narrativa.<br />
Ahí es cuando se muestra la realidad: estos críticos de televisión están a caballo entre la figura del experto y la del fan. Quizá esta diferencia no lo sea tanto, ni en en este ni en cualquier otro ámbito.<br />
<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: x-small;"><i>(A partir de aquí puede haber pequeños spoilers de la cuarta temporada de </i>Nurse Jackie<i>.)</i></span><br />
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<a href="http://static.tvfanatic.com/images/gallery/nurse-jackie-season-four-promo-pic_411x335.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="325" src="http://static.tvfanatic.com/images/gallery/nurse-jackie-season-four-promo-pic_411x335.jpg" width="400" /></a></div>
Aún así, me parece que a veces abusan de sus opiniones más viscerales e irracionales, y esto influye en sus juicios sobre las series de las que hablan. Por ejemplo, otro interesante debate que está teniendo menos resonancia viene a colación de dos series parecidas en su premisa aunque opuestas en ejecución como son <i>House</i> y <i>Nurse Jackie</i>. La de la Fox se acerca irremediablemente a su final en su octava temporada y la mayoría de los seguidores esperan como agua de mayo que las constantes mentiras, irreverencias y maldades del médico interpretado por Hugh Laurie tengan una especie de castigo divino en el desenlace definitivo, mientras que los fieles espectadores de la dramedia protagonizada por Edie Falco en Showtime han presenciado en el comienzo de su cuarto año cómo la enfermera yonqui e infiel empieza un camino redentorio hacia lo que podría ser la expiación de todos sus pecados como oposición a una tercera temporada que fue criticada precisamente porque las acciones de Jackie no tenían las consecuencias moralmente esperables. A estos dos casos se unen algunas voces que claman justicia para el Don Draper de <i>Mad Men</i>, misógino y egoísta como él solo. Está bien que haya personas que quieran que el mal sea castigado, pero un crítico no debería dejar que sus paradigmas morales nublen su juicio estético o narrativo. <i>House</i> es una de esas series que no veo pero sí sigo desde fuera (quizá uno de esos comportamientos enfermizos de un fan de la ficción televisiva es tener cerca las series que le gustan, más cerca las que no le gustan, y aún más cerca las que detesta), y me parece lo suficientemente interesante y digna en sus planteamientos como para que una cierta amoralidad en sus conclusiones pueda emborronar los méritos de sus creadores. Por lo mismo, lo único que no me gustó de la tercera temporada de <i>Nurse Jackie</i> fue el estancamiento en sus tramas, algo que sí se ha solucionado con el nuevo giro del personaje, pero esto no tendría mayor o menor valor por sí mismo a menos que juzguemos la serie desde un prisma ético.<br />
Ese no es nuestro trabajo ahora mismo, y si algo de lo que nos vanagloriamos, fans, expertos, críticos y espectadores, es de que la ficción televisiva en la actualidad está llena de grises, personajes complejos y situaciones más realistas, entonces yo brindo por ello y por unos guiones más valientes que nos puedan recordar que la vida no es justa <i>per se</i>, y que la justicia es un valor que solo un ser humano puede aplicar y, la verdad, rara vez lo hacemos.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-3979328327656203892012-04-03T17:03:00.000+02:002012-04-03T17:03:16.698+02:00Amor trágico de géneroEl cine español de género que los últimos años nos está dando tantas alegrías (entendiendo cine español como ese cine en el que hay españoles, venga de donde venga la financiación) ha tenido las últimas semanas dos manifestaciones concretas. Dos regresos prometedores por lo que arrastraban detrás de sí: la nueva entrega de la saga REC y el segundo largometraje del director y showman <a href="https://twitter.com/#!/vigalondo" target="_blank">Nacho Vigalondo</a>.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjniLBcK0AhGpVUbPXQGsAuxg5FbXqRch8XrfQoezhCAZYc7s5m6wo686ydlAJ7eJ4QpNt8wkIA9urb_eRah2q6e9___LOPyIeTE0xW4U_pTHo7qfvYOBWUXnLyvvBSzZXxlQnpkrv6VbA/s1600/rec-3-genesis-foto3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjniLBcK0AhGpVUbPXQGsAuxg5FbXqRch8XrfQoezhCAZYc7s5m6wo686ydlAJ7eJ4QpNt8wkIA9urb_eRah2q6e9___LOPyIeTE0xW4U_pTHo7qfvYOBWUXnLyvvBSzZXxlQnpkrv6VbA/s400/rec-3-genesis-foto3.jpg" width="400" /></a></div>
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Como fan acérrimo de las dos anteriores películas de Jaume Balagueró y Paco Plaza, esperaba el estreno de<br />
<i>[REC]³ Génesis</i> como agua de mayo, y más tras ver el material de promoción los últimos meses. <a href="http://www.youtube.com/watch?v=8pB1lmI6D3g" target="_blank">Teaser</a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=REmQ3gHFPro" target="_blank">trailer</a>, <a href="http://todomdp.com/wp-content/uploads/2012/03/rec3.jpg" target="_blank">poster</a>, todos ellos eran una muestra genial de la promesa de ofrecer una nueva entrega que reinventase la saga (si esto era más o menos necesario podríamos discutirlo) y diese un paso más en lo que el tándem llevaba buscando desde el principio: loca diversión zombie.<br />
El caso es que tras el visionado, por decisiones narrativas y de tono, me pregunté si la broma no había perdido ya (un poco) la gracia. <i>[REC]³ Génesis</i>, esta vez con Paco Plaza en solitario al frente, pasa por alto en un ejercicio autoconsciente (una de las grandes características de la saga) lo que definía a sus anteriores entregas. Quizá para situar en un primer plano la mitología de la niña Medeiros, o quizá para demostrar que podía despojarse de los límites (auto)impuestos por la técnica del <i>found footage</i> y acercarse más a la serie B desvergonzada, Plaza cambia el punto de vista de la cámara diegética en mano por uno más tradicional y omnisciente. Deja atrás las ventajas y límites del primero, y no sabría decir muy bien hasta qué punto esto juega a favor o en contra de la película. Sí es cierto que la frescura de <i>[REC]</i> ya no lo era tanto en su secuela y que las posibilidades narrativas del <i>found footage</i> a día de hoy están más que exploradas (en este sentido el tercer intento no iba a añadir mucho al respecto), pero una estructura y estilo más convencionales son un arma de doble filo: dejan al descubierto las debilidades. Y las hay, tanto en el guión como en la realización. Además, el humor marca serie B, en algunos momentos quizá algo excesivo (esto es tan personal como el resto de la crítica, claro) no termina de casar con el despliegue de recursos, no tan amplio en ese tipo de producciones. Al final, la naturalidad y el sorprendente costumbrismo que vimos en la primera parte y que encontramos en la primera media hora de <i>[REC]³ Génesis</i> es de lo más interesante de la película, y lo más acertado, a pesar de excepciones como el exagerado personaje del cámara profesional.<br />
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<i>Extraterrestre</i> también tiene un punto de partida realista y costumbrista en el que se introduce un elemento de género de ciencia ficción que lo cambia todo<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">1</span>. Con un tono de comedia mucho más cercano al absurdo, lo "chanante", claro, constantes referencias metafílmicas<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">2</span> y un presupuesto claramente más reducido que el de Plaza, el cántabro consigue una personalísima (supongo que de ahí el fracaso en taquilla) oda a la ciencia ficción desde el género romántico. Vemos cómo se referencia uno a uno a cada cliché de las historias de invasión extraterrestre para demolerlos o, no sé, subirlos a los altares de un amor al cine (que es lo que siempre caracteriza a Vigalondo, ya sea en sus cortos, en su twitter o en su abandonado blog en <i>El País</i>).<br />
De amor hablan <i>Extraterrestre</i> y <i>[REC]³ Génesis</i>, dos historias románticas cuyo <i>status quo</i> se ve truncado por agentes paranormales, exteriores. Vigalondo, sin embargo, consigue un resultado mucho más rico y complejo, llevando al espectador a una conclusión trágica, sin defenestraciones y muertes, en la que uno descubre que quizá el <i>alien</i> es él mismo, el elemento externo sobrante que debe desaparecer de la ecuación. Esta conclusión se da además por doble partida, siendo la primera vez el protagonista un Carlos Areces maravilloso en una de las escenas más bonitas que he visto últimamente, en la que Ángel se da por vencido cuando piensa que otros pueden llegar a invadir un planeta por amor. "No compares", dice, resignado.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFRf4TUc2IZWgU_43wDSS4hQQe5BG8AiM0PzSDb7zjysubXyXWMQ9Pcq7tx1AsscxCVGrHhtalD4-0axv1tJOEJegTNmkIxh0s7z6isOPUYl0MfDBQCTZMMvRxSxT9o8it5FRQmfBltjik/s1600/foto-extraterrestre-407.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFRf4TUc2IZWgU_43wDSS4hQQe5BG8AiM0PzSDb7zjysubXyXWMQ9Pcq7tx1AsscxCVGrHhtalD4-0axv1tJOEJegTNmkIxh0s7z6isOPUYl0MfDBQCTZMMvRxSxT9o8it5FRQmfBltjik/s400/foto-extraterrestre-407.jpg" width="400" /></a></div>
Dos historias de amor de (y al, importante) género que demuestran que nuestro cine (y nuestra cultura) puede llegar a estar muy sano a pesar de <a href="http://cultura.elpais.com/cultura/2012/04/02/actualidad/1333395117_112099.html" target="_blank">las dificultades</a>. Otro amor trágico este, por cierto.<br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">1</span> Yo no diría que la gigantesca nave espacial suspendida sobre el centro de Madrid es simplemente un <i>mcguffin</i> cuando sirve de impulso para las acciones de los personajes continuamente, y de excusa para varias reflexiones a lo largo del metraje. A pesar de ello, he leído en muchos sitios que <i>Extraterrestre</i> es simplemente una comedia romántica. Mi apuesta es más por la simple y pura hibridación (y homenaje, y parodia) de géneros, ambos a un nivel muy similar.<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">2</span> Desde el momento en que el protagonista traslada literalmente el objetivo de la cámara del OVNI del cielo hacia el cuerpo durmiente de una Michelle Jenner objeto (fílmico) de deseo, asistimos a la manifestación del autor del filme como enunciador con voluntad propia.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-46228548722832139452012-03-23T08:30:00.000+01:002012-03-23T08:30:04.159+01:00Enigma DraperLos círculos seriéfilos en las redes sociales están expectantes estos días. Entre renovaciones y cancelaciones, nuevas propuestas en la midseason y la anticipación ante los finales de temporada, un estreno se presenta como el acontecimiento de la primavera, con permiso de los Stark y el resto de Poniente: el regreso de <i>Mad Men</i>. Tras más de un año de espera, por razones muy lejanas a lo narrativo<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">1</span>, la quinta temporada de la serie se estrena en AMC el domingo 25 de marzo.<br />
La serie de Matt Weiner está a años luz de gran parte de los productos televisivos, sin desmerecer a unos u otros: simplemente no son lo mismo. Mientras que <i>Mad Men</i> bebe estilística y formalmente hablando del cine clásico y sus descendientes europeos de mitad del siglo XX, estrenos recientes como <i>Once Upon a Time</i>, <i>Smash</i>, <i>Pan Am</i> o el feto <i>The Playboy Club</i><span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">2</span> parecen pensados para un espectador que si no conoce a todos los personajes y sus conflictos en los primeros diez minutos del relato, van a huir despavoridos a otras cadenas.<br />
No digo que <i>Mad Men</i> sea mejor por ello, pero está claro que estamos ante una forma minoritaria de contar historias en televisión, solo posible en cadenas de cable. He visto lo contrario en ejemplos como <i>The Good Wife</i>, la serie de la CBS cuyos veloces diálogos acompañan a unas tramas que avanzan a la velocidad del rayo, y que tienen sus puntos climáticos justo antes de los cortes publicitarios, como está estipulado. Esto no conlleva necesariamente una historia menos compleja.<br />
Es solo que la historia de los publicistas de los años 50<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">3</span> opta por el camino de la sutileza, lo críptico, lo velado, construyendo un devenir del relato más sosegado, casi estático<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">4</span>. Siempre se habla de que los conflictos en <i>Mad Men</i> ocurren dentro de los personajes. Tiene tan difícil lectura que a veces no sé si alcanzo a entender todo lo que quiere contar. Son muchas las escenas, los finales de episodio, que me dejan con una sensación de haber presenciado algo grande pero no saber muy bien explicar por qué. Me pasó, por ejemplo, con la escena de la caída de Sally, ese delicioso personaje interpretado por una sorprendente jovencísima actriz. El dolor de esa niña, materializado en una carrera con estrepitoso final, se vuelve mezcla de vergüenza y total vulnerabilidad en brazos de la por entonces desconocida recepcionista de Sterling Cooper Draper Pryce. Y aunque uno puede llorar empatizando con ella en ese mismo momento, siempre se me escapa qué ocurre dentro de la cabeza del personaje. No logro ver cuál es su problema definitivo y eso convierte en remota toda improbable solución. Me ocurre también con Betty y, obviamente, con Don.<br />
Y como en una dualidad perfecta, que ya estoy convencido de que es intencionada, todo intento de entender cuál es el tema central de la serie es frustrado. Mientras que estoy seguro de que <i>Battlestar Galactica</i> habla de la supervivencia del ser humano (¿puede sobrevivir tal y como lo conocemos? ¿debe sobrevivir?), <i>The Wire</i> es un ensayo sobre el poder y la corrupción del sistema y <i>Six Feet Under</i> un gran canto a la vida, tras cuatro años soy incapaz de atribuir a <i>Mad Men</i> una tesis central.<br />
<a href="http://www.bandejadeplata.com/wp-content/uploads/2011/08/don-draper.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="312" src="http://www.bandejadeplata.com/wp-content/uploads/2011/08/don-draper.jpg" width="400" /></a>A veces he llegado a pensar que el centro de <i>Mad Men</i>, su alma, y siguiendo con la dualidad que he mencionado antes, el alma de Don Draper, están vacíos. Y que esa es su tesis última: ese momento de la Historia en la que el hombre se vacía por dentro. Carente de toda felicidad, e incluso de cualquier sentimiento, Don se dedica a vender humo mientras todo se incendia. Esa frase promocional, "No importa lo que eres, lo que importa es cómo lo vendas", parece ser la respuesta última a la pregunta ¿Quién es Don Draper? Don Draper no es nadie. Se inventó a sí mismo cuando le convino y no significa nada. Él lo sabe y en esto consiste su dolor. Si estoy en lo cierto, entonces <i>Mad Men</i> también lo sabe y nos intenta advertir de ello. Mostrándonos ese momento crítico del siglo XX en el que perdimos algo irremplazable (¿nuestra identidad, quizá? ¿la esperanza de volver a sentir algo real?), nos hace ver un momento que refleja el principio de problemas hoy en día demasiado vigentes.<br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">1 </span>Jon Hamm dijo en una entrevista en el programa de David Letterman, si la memoria no me falla, que esto es lo que pasa cuando gente con mucho dinero discute con gente con mucho dinero sobre dinero.<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">2 </span>Las dos últimas tienen reminiscencias de <i>Mad Men</i>, más estilísticas y temporales que argumentales o de fondo. Tanto las imágenes promocionales de<i> </i>la serie de las azafatas de ABC como el fracaso estrepitoso de la NBC ponían en mente de todos la serie de Matt Weiner. Las comparaciones son odiosas, claro.<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">3 </span>Lo cierto es que ya, a estas alturas, Don Draper, Peggy y compañía se encuentran en plena década de los Beatles y Vietnam.<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: xx-small;">4 </span>Sobre todo al principio; a partir de la tercera temporada la serie se permite elementos más efectistas y situaciones más llamativas, sin llegar a perder el espíritu original.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3952397576496376459.post-39290537427498109222012-02-11T19:36:00.000+01:002012-02-11T19:36:56.503+01:00Movimiento contra el síndrome de Diógenes digitalVivo rodeado de porcentajes. Hace unos días fui consciente de ello.<br />
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El tanto por ciento de créditos que me faltan para acabar la carrera, por ejemplo. Tras cinco años, parece que he perdido la capacidad ya no solo para el estudio sino también para el aprendizaje de cualquier concepto teórico que no me interese de entrada. Ayudado por la moda de los exámenes tipo test (un modelo de prueba que hace mucho más fácil el aprobado y la corrección, además de promover la obtención de datos objetivos y estadísticas, más porcentajes) y también como consecuencia de este estilo de vida que llevamos (qué voy a contar que no se sepa), la asimilación, memorización y estructuración de nombres, fechas, causas y efectos en una semana para ser vomitados en un papel es una cuesta arriba que ya no logro subir. Y ahí están los porcentajes: estoy mucho más preocupado por conseguir el número de créditos suficiente para que me den un título que por lo que esos créditos deberían significar (capacidades, aptitudes, conocimiento, experiencia).</div>
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Muchas veces representado en una barra de progreso, siempre hay un tanto por ciento cerca de mí, acercándose de manera irrevocable al 100. Completado. Normalmente son descargas. Siempre estoy descargando algo, o buscando algo nuevo que descargar. Una serie completa en calidad 720p con subtítulos en perfecto español que he leído en algún blog o tweet que es imprescindible, o una película de un director desconocido que es esa obra perfecta que habla de mí y de todos los seres humanos a la vez. O la última filtración pop.</div>
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Mi última adquisición tecnológica, el Kindle, ha llevado las barras de progreso y porcentajes a la última frontera cultural: la literatura. (Vale, no, aún quedan terrenos no colonizados por esta obsesión por completarlo todo, ¿cuándo nos darán una hojita para ver cuánto llevamos visto en un museo? Yo la quiero.) Para los nostálgicos románticos que odian el libro electrónico, os ayudo: se pierde la experiencia. Ya no paso páginas, ahora le doy a un botoncito y abajo me pone que llevo 37% leído. Y no sabéis cuánto corro para llegar al 100 siempre. Un 1% más esta noche y me duermo.</div>
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Este blog nace, entre otras muchas cosas, para darle fin a este fenómeno. Ya basta de obsesionarme por completar, tenerlo todo, seguir avanzando. Creo que la cultura está hecha para mirar atrás. O a los lados, donde sea. Para mirar, pensar en lo que tenemos ante nosotros, y saber adónde ir. No para tener terabytes de carpetas llenas de series y películas que no he visto.</div>
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Pienso desde aquí y ahora ponerle fin a este modernismo rococó horror vacui tan falto de contenidos en el que llevo flotando ya unos años. Quiero aprender a nadar. Para eso está Telesubjetivo. Alejándome de porcentajes, acumulaciones compulsivas, tendencias a la velocidad de la luz, en este blog pienso masticar todo lo que pasa por mi mente cada vez que leo, veo, escucho algo que me resulte mínimamente interesante.</div>
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Mi objetivo es crear un ambiente de debate, discusión y aportación, en el que cada comentario sea tan valioso como la entrada en sí misma. Como un restaurante de calidad en el que nos sentamos a conversar, vamos a evitar la comida rápida (o más bien al revés, la rápida comida; aquí se puede hablar hasta de las hamburguesas de un euro).</div>
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Y basta ya de metáforas. Empieza Telesubjetivo.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/12872103798188306395noreply@blogger.com5